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Mostrando entradas de febrero, 2017

La monja espadachín

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LA MONJA ESPADACHÍN Freddy Céspedes Espinoza España, 1595, nace Catalina de Erausso, la más famosa monja Alferez que vino a la América a mostrar su valentía en la guerra de la conquista; su espada fulgió en muchas peleas de tabernas y callejones para ajusticiar a los ladrones, bellacos y todo lo que ella consideraba peligroso. Del convento al galeón A los cinco años de edad, ya estaba interna en un convento, pero cuando ya iba a recibirse de monja a los quince, decide escapar del claustro vestida de hombre, refugiándose en Valladolid, para luego partir en un galeón con uniforme de soldado hacia América. Ya en Trujillo, Perú, con el nombre de Alonso Diaz Ramirez de Guzmán, se alistó como soldado en una expedición militar a Chile, donde demostró su fiereza y habilidad para empuñar la espada. Ya ascendida al grado de Alferez por su temerario valor, intrepidez y fortaleza, la ex monja, tuvo que lidiar con un oficial a quién lo mandó al otro mundo con un certero cuch

El compañero Mamani

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EL COMPAÑERO MAMANI El más grande agitador de masas de los 80 Freddy Céspedes Espinoza Allá por los años 82-83-84 las marchas y los dinamitazos cobraron fuerza descomunal en las calles de La Paz, con  el estallido y destrucción de  adoquines que tachonaban las calles empedradas. El descontento contra el gobierno de Hernán Siles Zuazo era pan de todos los días, era  imposible parar la crisis. Su gobierno seguía emitiendo papel moneda sin respaldo económico para acallar los estómagos de la gente, que se retorcían por la escasez de alimentos. Tocamos fondo con 25.000% de inflación. Los jóvenes de entonces, debían  soportar la crisis haciendo cola desde las 2 de la mañana hasta las seis para diez panes. No había carne, aceite, huevos, verduras; tampoco buenos sueldos; con mi primer emprendimiento empresarial de venta de balas de revolver, me compré un jean. Había tal demanda de proyectiles argentinos,  que un amigo me vendía balas al raleo, que los financiaba rápidam

El fantasma del río

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Un viaje hacia lo desconocido Freddy Céspedes Espinoza Bolivia es un país atractivo para los fotógrafos de todo el mundo por su diversidad paisajística y antropológica,  despertando interés a los profesionales de la fotografía para retratar un Aymara fornido, un Chimán semidesnudo o un wanayek del Chaco en el Pilcomayo. El objetivo era claro, debíamos recorrer el país durante un mes, fotografiando a seres humanos que no hubieran tenido un contacto con lo Occidental, que hayan mantenido sus valores y conocimientos ancestrales impolutos, que su vestimenta sea de interés y los rostros también, puedan ser publicadas en una revista comercial a nivel mundial. Es que la comercialización de la cultura,  los rostros humanos y la globalización de los medios, han convertido a la fotografía en un buen negocio manejado por transnacionales a través de las diferentes revistas impresas y de las nuevas tecnologías. Recorrimos el país, visitamos comunidades Aymaras alejadas, el

Meteoritos en el Altiplano Bolivia

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Meteoritos en el Altiplano Freddy Céspedes Voy recorriendo el Altiplano desde hace mucho tiempo, no sé si existe esa atracción letal de tierra, montaña, viento, frío y espiritualidad; ni siquiera me atrevo a reflexionar, ya lo hice muchas veces y llegué a la nada. Llegué  a sentirme indefenso cuando el motor del coche se paró de súbito en medio del Salar; también  fui libre caminando las altas montañas de Apolobamba y las planicies interminables de rocas, sedimentos y bofedales donde viven vicuñas y alpacas. Ese Altiplano, terror de los que suben desde las tierras bajas, viajeros del pasado que se atrevieron a cruzar sin conocerlo; está en mi mente el bravo Diego de Almagro que se arriesgó a desafiar y perder cientos de hombres en esa famosa expedición a Chile. Todavía siento los cascos de sus caballos, los pocos que aguantaron la sequedad, el desierto andino, los fríos nocturnos, los labios partidos de los soldados y los dedos que se caían cuando se sacaron las botas.

El Látigo Negro terror de los guías

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EL LÁTIGO NEGRO TERROR DE LOS GUÍAS DE TURISMO   El Látigo Negro, mítico personaje que tuvo su émulo en Tiwanaku   Freddy Céspedes Espinoza En la década del ochenta del siglo pasado, hacer turismo en Bolivia era mucho más divertido, no había tecnología, pero sí  caminos en forma de calamina y a falta de puentes sólo los valientes osaban cruzar el mentado Lloco Locko, río que se había llevado muchos Taxi Service, con turistas abordo y rescatados por los colegas del volante,  río abajo. Singulares personajes que formaban parte del círculo de esta actividad tenían vida propia. Habían choferes que fueron ex combatientes de la guerra del Chaco, dueños de algunas Agencias que trataban a sus guías como a siervos de la gleba y distinguidos caballeros como el el Dr. Alberto Laguna Meave, discípulo de Ponsnansky, que acompañaba guiando a personajes  en materia de arqueología y esoterismo masónico. Eran tiempos de transición entre los amantes de la dictadura y demócrat

Mi estrella Fugáz

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Mi estrella fugáz   Freddy Céspedes Espinoza La vida tiene sus matices, sus aromas y alegrías; te observo y sé que  existías en mis fríos de soledad, en mis pensamientos abstractos, donde las estrellas fugaces bajaban con su larga cabellera hasta perderse en la oscuridad . Nada más hermoso que ver caer las estrellas, muchos poetas, enamorados, pintores y cantantes se inspiraron en este fenómeno y que va ocurriendo constantemente desde  los últimos 4500 millones de años. La vida tiene sus matices, sus aromas y alegrías; te observo y sé que  existías en mis fríos de soledad, en mis pensamientos abstractos, donde las estrellas fugaces bajaban con su larga cabellera hasta perderse en la oscuridad. Hasta parezco poeta me dije, al observar cómo una noche de campamento,  allí cerca al nevado condoriri, fuimos testigos de una lluvia de meteoritos que caían cada cierto momento, dejándonos felices de tan bello encuentro. Allí soñé contigo toda la noche. Llegaste así

Las momias en el Volcán Thunupa

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  Volcán Thunupa y las momias Freddy Céspedes Espinoza Subo por  un camino sinuoso con rocas volcánicas formando un callejón que asciende hacia el volcán Thunupa. En la lejanía,  fuertes vientos  vienen arrastrando su éxtasis de  nubes multicolores que se entrelazan y bajan en forma de tornados para danzar rítmicamente;   revolcarse  entre los  pajonales desérticos y  ocultarse en  riscos montañosos;  en las  oquedades de las cuevas  y  terminar extenuados en  el lecho blanco del salar. Estos vientos corren hacia las cuevas de los alrededores del salar que sirvieron  hace miles de años como abrigos naturales para los primeros habitantes. Estos vientos ingresan a  sus oquedades para despertar el espíritu de las momias de Coquesa que yacen pensativas viendo el paso del tiempo. Para los arqueólogos son momias de habitantes del salar y alrededores, que tuvieron un rol de dirección en sus comunidades y éstas,  preservaron sus cuerpos para el recuerdo de la memoria