El silencio y el Amuki
EL
SILENCIO Y EL AMUKI
Freddy Céspedes Espinoza
Vos Amuki nomás, solían
referirse los abuelos y abuelas para que
te mantengas callado o en silencio sin opinar.
Pero qué extraña palabra Aymara, Amuki, que no
es el silencio total, es el yo que no se
calla, que te habla internamente en tus
horas difíciles, que conoce los
problemas que te afligen y que sólo retumban en tu cabeza.
El Amuki es tu yo interior que no
está en silencio, es muy activo pero lo ignoramos, no permitimos fluir abiertamente,
evitamos que golpee nuestro cerebro y nos
diga que estamos errados; no damos opción a manifestarse, sea por
el ruido o el stress de nuestro
entorno ajetreado.
Cuando el Amuki fluye de ti, se manifiesta en una abierta conversación
entre tu cerebro y la profundidad del eco de sus reflexiones profundas que te
atormenta y te recuerda lo equivocados que estamos respecto a la vida.
Qué ecos sublimes tocan nuestro ser cuando dejamos que el Amuki se
convierte en tu amigo y dejamos que hable de forma abierta y sin prejuicios, porque
te conoce desde tu niñez, conoce tus
miedos y trata de explicarte para que no reacciones en forma testaruda y sin lucidez.
El Amuki no tiene voz material,
pero está en tu interior dormido y cansado de reflexionarte sin que te inmutes
ni reacciones hasta que descubras su existencia.
Largas horas de silencio y
reflexión permiten despertar tu Amuki,
se manifiesta en un dialogo de preguntas y respuestas certeras, aconsejándote a
que tomes una determinación, un cambio de actitud un nuevo amor tal vez, o un nuevo trabajo, un rumbo distinto respecto
a la vida y sus vaivenes superficiales
que ocultaron la esencia del Amuki que es el abuelo eterno, el yo interior puro.
Son seres de la luz que te ilumina y que viven en
el inconsciente colectivo de los seres humanos, pero arrinconado en el olvido e impotente de no
poder ayudarte.
Ese Amuki de nuestras culturas
ancestrales pervive en cada uno de nosotros, independientemente del tiempo
pasado, de la lejanía del gran Tiwanaku, en sus puertas celestiales que te
proyectan en el horizonte abierto del
tiempo y del espacio llevándote a las frías planicies de los salares o la
cima de las montañas donde mora también el sabio AMUKI.
Qué encuentro maravilloso, el Amuki y
tú, ambos van en armonía; él deja volar tus sentidos y te eleva hacia tu paz.
Tú le confías tus temores y la respuesta la tienes en el acto. Sólo debes
actuar sin pensar más, sin alargar tus decisiones, pues muchas veces vives años
llevando tus dudas en las espaldas y cuando decides dar un giro a tu vida, ya el atardecer de tu existencia lleva sombras oscuras dejando morir al Amuki
sin conocerlo.
Como siempre querido Fredy, me llevas a deleite de lo que escribes, hermoso relato que me hace reflexionar y me muestra que la vida se va aveces sin sentir y que el tren ya pasó, que si los sueños no se cumplieron, ya no importa, pero que vale la pena mirar atrás sin dolor y con el agradecimiento de los hermosos días que pasaron y los bellos recuerdos que guardas en el corazón! Un abrazo
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