Yo fuí el chofer de Víctor Paz Estenssoro
YO FUI EL
CHOFER DEL HOMBRE MÁS IMPORTANTE DE BOLIVIA
Por:
Freddy Céspedes Espinoza.
En una calle polvorienta
de la zona norte de la ciudad de La Paz, conocí por casualidad a Luis Sánchez
Vargas de 87 años de edad, chofer del ex presidente Victor Paz Estenssoro.Todo hubiera
transcurrido dentro de una charla sin ninguna importancia hasta que salieron
viejos recuerdos de la guerra del Chaco, la revolución del 52 y los sucesos a
lado del Doctor.
A medida que relataba estos hechos tan importantes para la historia boliviana, se me vino a la mente indagar todo lo posible acerca del trabajo de alta responsabilidad.
Con 87 años en las
espaldas Luis Sánchez o el Khasa, como lo llaman sus amigos, todavía mantiene
una fortaleza de roble, normalmente viste de terno completo; aun cuando está en
casa, mantiene la elegancia de la gente
de mediados de siglo junto a un bastón que le ayuda a sostenerse, dándole un
aire señorial.
Sus cabellos canosos
hacen juego con el pequeño bigote al estilo hitleriano que caracteriza su faz
desde muy joven, parece ser el resumen de las reveses que sufre en el hombre
después de pasar una guerra, una violenta revolución hasta peleas en
callejuelas que le destrozaron un ojo por el golpe artero de un cobarde que le
lesionó el ojo con un arma blanca.
Don Luis, comenzó a
relatar con un aire de tranquilidad y con una lucidez envidiable los hechos de
una época donde nadie estaba seguro, aún los del gobierno.
¿ Cuándo empezó a conducir?
Toda mi vida estuve
sobre las ruedas de un vehículo.
Cuando era soldado allá
en el Chaco, era uno más de los cientos de bolivianos enviados al frente para
defender la guerra de la oligarquía. Tenía buena contextura física en ese
entonces, había crecido para la guerra. Creo que mi destino estuvo marcado fuertemente por el
volante de los camiones aguateros que manejaba
para llevar el preciado líquido hasta las líneas bolivianas, pienso que
el trabajo que realicé salvaron centenares de vidas en ese infierno llamado Chaco.
Al igual que él, muchos choferes del Chaco
arriesgaban la vida cruzando matorrales, enfangándose por días o finalmente
acribillados por el asalto del ejército paraguayo quienes tenían la orden de
detener a metralla a los osados choferes del primer cuerpo de ejército.
Muchos murieron, salvé
la vida en varias oportunidades, en una ocasión, los Pilas atacaron el
cisterna, perforaron el tanque, el agua de la vida se escurría en el suelo,
calmando la sed también del sediento Chaco.
En una emboscada, los
paraguayos nos acribillaron y con una
herida en la pierna fui evacuado posteriormente al hospital.
Luego nuevamente al
mando del camión a salvar vidas; esta vez manejando un camión que servía de
ambulancia que sacaba heridos de la zona de combate y trasladaba hacia lugares
seguros para su atención. Por entonces era ya cabo.
El primero de pie es Luis Sánchez, junto a los choferes de la Guerra del Chaco. |
¿ Que hizo después de la guerra?
Después de la guerra, al
igual que muchos jóvenes bolivianos tuve que hacer frente para sobrevivir, ya
no en el Chaco, el reto era la ciudad.
Durante el gobierno de
Germán Busch, presidente de Bolivia, era chofer del Comandante de Policía Vea
Murguía y que junto a Carlos Avila, jefe del Comando, eran los hombres claves
de la seguridad del presidente.
En una ocasión, nos
dirigimos a la casa de Germán Busch para prestarle el saludo por su onomástico,
bueno yo como chofer sólo estuve en las inmediaciones del salón donde se
realizaba el cumpleaños.
Don Luis afirma que
Busch, tenía buenas aptitudes para la guitarra y el canto; su origen oriental
le daba esta característica de hombre alegre y que no escatimaba en esfuerzos
para hacer traer al mejor pianista o ejecutante de armonio para cantar a dúo.
Esa noche no parecía
tener importancia para los hombres responsables de su seguridad. Todo había
transcurrido dentro la tranquilidad familiar; parece que la fiesta duró hasta
muy entrada la noche afirma don Luis; así que el jefe de policía, me pidió
que lo lleve a su casa para ir a descansar.
Sólo en la mañana del
día siguiente, una voz nerviosa llamó al comandante para informarle del
suicidio de Busch.
El resto ya es historia,
no se sabe las razones de su muerte, aunque se tejieron muchas hipótesis, que
mejor no comentarlas sostiene Sánchez.
Mi vida a lado de Víctor Paz.
Don Luis era hombre con
ideas de cambiar el sistema imperante ; acudía a las reuniones del todavía
embrión del Movimiento Nacionalista Revolucionario, conoció personalmente a
Carlos Montenegro, Augusto Céspedes y otros ideólogos del MNR pasando a formar entre los más selectos hombres de
confianza del movimiento. Se inscribió como uno de los primeros militantes en
la calle Comercio.
Estos ideales de cambio,
le permitió conocer al Doctor Victor Paz Estenssoro, antes de la revolución,
cuando éste, era ministro de Finanzas del gobierno de Enrique Peñaranda.
El primer día que me
presentaron al ministro Paz Estenssoro, fue de mucha satisfacción, nunca pensé
que este hombre iba a ser una de los más importantes de este siglo y yo, su chofer.
El nuevo ministro duró muy
poco; apenas un mes pues según Sánchez, los militares se entrometían en su
trabajo y lo molestaban mucho, por lo que renunció posteriormente a tan alto
cargo.
Luis Sanchez, Víctor Paz, Hernán Siles y Pabón más conocido como el Llockalla Pabón a quién,
San Román le disparó con una ametralladora, destrozándole el brazo, casi lo mata porque se había pasado al PRA. Partido Revolucionario Autentico de Walter Guevara Arce, según Sánchez.
Don Victor Paz le
confesó a Sánchez que su renuncia era inminente y que él se quedaría de chofer
del que lo sustituya.
No pensé mucho - dice
Sánchez - y también renuncie a ser chofer del futuro ministro, tenía una
corazonada de no abandonar a mi jefe.
Hombre de armas tomar,
Sánchez participó abiertamente en la
revolución del 9 de abril del 52. Según su apreciación, si los militares
hubieran tenido el coraje de aplastar el estallido de esta revuelta, otra
hubiese sido la historia de Bolivia.
Recuerda a Hernán Siles
Zuazo, como hombre líder y valiente que fusil en mano reorganizó a los
revolucionarios, compuesto por fabriles
y artesanos en la toma del arsenal de guerra. Según él, sin el apoyo de los
carabineros, no se hubiese podido contra el ejército de la Rosca.
Toda su vida ha estado
sentado frente al volante ; ayer en el Chaco, luego conduciendo el coche
del primer hombre de la policía, el coche
presidencial y el Carro Verde, Un Chevrolet de pura plancha, una
especie de ambulancia cerrada donde fácilmente cabían 20 ebrios.
Este coche afirma, era el terror de los amigos de doblar el
codo, cada vez que aparecía por las céntricas calles de La Paz todos los
borrachos fingían sobriedad, hasta que les caía el temido coche para luego
pasar la mona en la policía. Muchos se resistían, pero teníamos la forma cómo
doblegar a los iracundos.
Era tal el temor de los
creyentes de Baco al carro verde, según
don Luis, no por el temor de pagar la multa de 100 Bs, sino por el castigo moral de barrer la Plaza
Murillo y las aceras del Palacio de Gobierno.
Una vez consolidada la
revolución, don Luis Sánchez Vargas fue llamado por el propio Paz para ser su
chofer, me consideraba él, como hombre
de primerísima confianza, esto era un honor por que el jefe, no confiaba ni en
su cuerpo de Seguridad.
Imagínese, Don Víctor
Paz tenía su propio Barman, un tal Lucho, para que prepare la bebida que debía
tomar en alguna reunión porque que temía ser envenenado por sus adversarios
políticos; aunque nunca bebía más de una copa de vino para algún brindis.
Odiaba la bebida, pero le gustaba como a todo hombre, las mujeres.
¿Cómo era la jornada de trabajo de Don Víctor Paz?
Bueno yo estaba a su
entera disposición las 24 horas, por lo que dormía en la misma casa, se
levantaba a eso de las seis de la mañana en las apacibles mañanas de la zona de
Obrajes. A las siete ya estaba sentado revisando los periódicos más o menos
hasta las siete y treinta, después salíamos
presurosos a la avenida, no comentaba nada, parecía que su mente funcionaba a
toda máquina, sólo el silencio del lento y bello ascenso hasta la plaza Murillo
parecía distraer sus pensamientos.
No permitía que sus
edecanes comenten nada de lo que decía la prensa. Hubo ocasiones en que hizo callar
con la siguiente frase:
Mire Capitán, no me
hable, ya leí los periódicos y estoy muy ocupado planificando el trabajo del
día.
¿Era puntual usted, se atrasó en alguna ocasión?
En una ocasión me
atrasé, no me acuerdo las causas, pero mi justificación fue, bueno, es que no tengo reloj, fue una salida
estúpida lo reconozco, pero el jefe me dio una lección al obsequiarme
posteriormente un reloj finísimo y me hizo igualar con su hora. Después,
sentenciándome exclamó: Mira Khasa, un minuto tuyo, es un día para mi. Desde
ese momento todo en regla, nada de atrasos.
¿Comía algo a media mañana el Presidente Paz?
Sí por supuesto; gustaba
mucho de tomar leche con galletas a eso de las 10 de la mañana, a la
hora de almuerzo era yo el primero, en algunas ocasiones, en probar la primera
cucharada de su almuerzo por ese temor que tenía a ser envenenado.
En una ocasión cuando
fue al Obispado a cenar, le cayó tan mal que al día siguiente se encontraba con
una indigestión estomacal que llevó a decir a la prensa que el presidente había
sido envenenado por los curas.
Era chistoso, muchas veces el rumor era más fuerte que la
noticia real termina don Luis.
Intento de asesinato
Antes de que firme el
Doctor Paz la Reforma Agraria, la Rosca, buscaba la forma de impedir este paso
tan importante en la consolidación de la Revolución.
En una ocasión Paz me
confesó lo siguiente:
“Sánchez, la
oposición quiere matarme, gasta millones en este objetivo, te recomiendo por favor
que andes con cuidado.
Estas palabras golpeaban
mi cerebro. Ten cuidado, ten cuidado. Hasta que llegó el día.
Era un atardecer frío.
Más o menos a las siete de la noche, el Doctor Paz salió de Palacio y me
indicó que tome la avenida menos concurrida
para dirigirse a su domicílio ; estaba cansado.
Iban en el coche el
Capitán Rodriguez, Centellas encargado de seguridad, Sánchez el chofer; junto a Víctor Paz.
Al llegar al segundo
puente de Olguín, justo al emprender la vuelta, dos metralletas pesadas calibre
45, escupieron la muerte una por el lado derecho y la otra de frente.
Fueron segundos de
sorpresa y horror, sentíamos cómo entraban los tiros por el asiento, las
puertas y ventanas; el carro no era blindado. Si el automóvil hubiese tenido
alas, sin duda volábamos ante tan agrio encuentro.
Salí, salí a la derecha
Sánchez, gritó Victor Paz, y puse a toda velocidad tomando una bocacalle como
en película el coche saltaba. Felizmente no alcanzaron a los neumáticos.
Finalmente llegamos a la
casa de Paz que vivía por ese entonces en la zona sur.
Él nos llamó y uno por
uno, nos fue abrazando hasta exclamar:
! Hoy, hemos
nacido otra vez ! ! Dios no quiso...... !.
Veintiocho tiros perforaron
al coche plomo Buick , ni un sólo
tiro nos alcanzó, fue un verdadero
milagro y pesar para los falangistas.
Pero el jefe, relata, se
repuso y ordenó lo siguiente:
La oposición no debe
conocer el hecho, porque nos perjudicaría enormemente, es así que mandó a buscar un experto chapista del partido, para que se
encargue de tapar los orificios de bala.
El chapista trabajó
durante 10 horas continuas y al amanecer el coche ya estaba pintado como si
nada hubiese ocurrido.
La estrategia del Doctor
Paz, era mostrar el coche al día
siguiente, para que los enemigos de la revolución no piensen que somos
vulnerables, sostuvo el presidente.
El carro estuvo estacionado frente al palacio
para furia de los conspiradores. Manejaba muy bien la psicología en momentos críticos el Doctor Paz, finalizó
con un suspiró de buena gana don Luis Sánchez , no era para menos, se habían salvado de una muerte segura que
hubiese cambiado totalmente el rumbo de la revolución.
A raíz de ese hecho, es
que se trajo el primer carro blindado a Bolivia concluye el Sánchez.
Pero,¿ por qué no salió a luz pública ?
Mostrando una sonrisa triunfal me contestó -
cómo íbamos a permitir que salga a luz pública este intento de asesinato que
era top secret para todos, nadie debía abrir la boca para referirse a este
hecho porque de alguna manera, yo también me sentía en peligro y hoy, primera
vez se lo digo a alguien.
Mi único consuelo fue, si en el Chaco no he muerto, mucho menos
moriré en la ciudad aunque el peligro se hacía presente a cada minuto.
Usted cuando se refiere
a Víctor Paz, siempre le dice jefe.
¿Hubo alguien que lo llame con el sobrenombre de
mono ?
Sonríe de buena gana don
Luis, nunca nadie se lo decía en público, excepto Ramiro, su hijo, que en una
ocasión cuando nos hallábamos en las puertas del palacio se encontró con
Lechín, y se detuvieron a conversar por algunos minutos.
Ramiro exclamó - Mira a
ver este mono- ya tengo hambre y justo se queda a charlar, para eso pues tiene su oficina.
Entonces con la cara de
desesperación gritó:
“Mono apurate pues vamos”, no ves que tengo
hambre ? y don Victor Paz se sonreía, como todo padre que ama su hijo.
¿Se acuerda algo del contról político ?
Bueno, Cada sábado salía
el periódico comunista “ El Pueblo”, su editor
el líder del Partido Comunista, Fernando Siñani.
En un artículo Siñani,
atacaba en forma despiadada la gestión de Paz. Claudio San Román, encargado del
control político, se encargó en forma inconsulta decomisar todo el tiraje en
forma violenta. Siñani la pasó negra encerrado en dependencias policiales bajo
un aislamiento estricto.
Luego San Román, en
forma autosuficiente le dijo al presidente:
“ Tomamos preso a este
conspirador y ahora está a buen recaudo ; esto le pasa por publicar
mentiras en el periódico” .
Víctor Paz, se puso
furioso y exclamó :
¿Soy Dictador para que
tomen prisionero a uno que opina sobre mis actos ?.
! Que publique si
es que estoy haciendo mal ! El periódico debe salir. Tráigalo de
inmediato, quiero verlo. San Román, no tuvo cara para soportar semejante regaño
y tuvo que ir a buscar al valiente Siñani y traerlo ante Paz.
Después no conozco de
qué hablaron. Víctor Paz era muy correcto con las publicaciones sostiene
Sánchez. San Román tenía órdenes de volverlo a su casa sano y salvo.
¿En alguna ocasión se encontraron en alguna situación difícil,
y que tampoco salió a luz pública ?
En una ocasión
el Ministro de Gobierno Arturo Fortún vino precipitadamente a eso de las
cuatro de la mañana, exclamando con voz nerviosa y en crisis :
¡Estalló el golpe en
Oruro, se levantaron las fuerzas militares!.
Rápidamente el jefe y
yo, salimos en forma apresurada, tomé lo que podía y ponerme a órdenes de Paz,
prácticamente debía estar a órdenes del presidente a toda hora, ya que dormía
en habitaciones lo más cercana posible ante cualquier contingencia dada la
característica del momento político que atravesaba el país.
Salimos apresurados arma en mano cada uno, el doctor llevaba un
revolver tipo pequeño, vestía una
bufanda, un sombrero y una chamarra.
Yo no alcancé a vestirme
siquiera. Nos dirigimos a un lugar donde nadie sospechara siquiera un momento
en caso de algún golpe.
Nuestro refugio fue el
puente de Calacoto. Nos metimos debajo hasta que amanezca, el frío nos calaba
hasta los huesos, pero no pasaba nada ; sólo los pájaros al amanecer
rompían la quietud y silencio de la madrugada.
Vamos a la casa ordenó
Paz. Después, Fortún se hizo presente con la cara también desvelada y el jefe
le increpó.
¡Qué pasa contigo!.
¿Estás loco o enfermo ?.
Estas soñando con revoluciones, mejor te curas
contra las revoluciones en Sucre, terminó enfadado el jefe.
Ahora después de tantos
años me parece un sueño, pero había que decirlo finaliza don Luis.
Cuénteme de los momentos de escasez y especulación.
Eran años de escasez de
alimentos y combustible. En una ocasión subíamos al cementerio un día sábado
con el jefe, íbamos casi todos los sábados a poner flores a su esposa fallecida
Carmela Serruto.
Los niños lo esperaban,
justo al pie de la tumba para recibir alguna propina, por haber limpiado el
lugar donde descansaba la mujer que tanto amó.
Al volver a la ciudad,
me hizo parar en el surtidor de Kerosene de la Garita de Lima. Observó una
larga fila de niños y mujeres esperando conseguir el preciado combustible. La
espera se les hacía larga por las horas transcurridas, mientras el
inescrupuloso vendedor se hallaba bebiendo cerveza con dos cholas unos metros
más allá del surtidor.
! Pobre gente, exclamó,
tienen que cocinar y este abusivo bebiendo y ordenó al capitán Rodriguez,
sáquelo del cuello, agárrelo a patadas si no quiere..... En Camiri estamos
quemando Kerosene por falta de tanques de almacenamiento y a este infeliz no le importa el daño que hace
a la gente y al estado. Posteriormente ordenó, que venda hasta que se acabe la
última gota a media noche.
El jefe era correcto, finaliza Sánchez con la sonrisa a flor de labios.
Sabotaje a los sentimientos.
La contra revolución
saboteaba en todo, primero las empresas, las personas, todo era lícito para
hundir lo que tanto había costado. Estos buscaban la forma más despiadada para
destruir a mi jefe. Aprovecharon muy bien la parte más sensible que tiene el
hombre, el corazón.
Su esposa Carmela
Serruto se hallaba gravemente enferma, el Doctor Maillar eminente médico de
cabecera, le dio la mala noticia del
fallecimiento de su esposa.
Sacó el pañuelo y lloró
en silencio mi jefe, fueron lágrimas de dolor por la pérdida de un ser que
había sido compañera y madre de sus dos hijos Ramiro y Miriam.
Posteriormente la oposición
culpó por este desenlace triste, nada menos que a Víctor Paz por ser el
causante de esta muerte, era para renegar. Siempre, siempre querían fregarlo de
una u otra manera termina Sánchez.
Luis Sanchez Vargas hoy.
Ya llegando a los 90
años, don Luis permanece sentado todos los días en una grada tomando el sol que
le calma el dolor en la pierna.
No le falta algunos
dulces en el bolsillo para ofrecerlo algún niño que disfruta jugando en la
misma acera. Todos los días se lo puede ver rebuscando noticias interesantes en
los periódicos, esperando que alguno de sus amigos jubilados se aproxime para hacer comentarios sobre el
desarrollo actual de la vida política.
Lleva una vida
tranquila, ocupa una modesta vivienda con su familia, no tiene riquezas tampoco
hace ostentación con otros de la alta responsabilidad que tuvo durante la
revolución.
La vida es una constante
lucha afirma, ya casi a los 90 cuando fui a cobrar mi cheque de ex combatiente
del Chaco, me salen con que para el ministerio de defensa yo era un fantasma
que cobraba en forma irregular.
Tanto fue mi enfado que
decidí desempolvar mi libreta de desmovilización, fotos que guardo para
metérselos en las narices de los funcionarios que afirman que Luis Sanchez Vargas era un emboscado y que no merecía el pago que por ley le
corresponde.
Después de varios
trámites burocráticos, me reconocieron que efectivamente era el Cabo Sánchez,
héroe de Campo Grande y otras batallas.
Se hizo justicia., gané otra batalla contra los funcionarios, afirma en tono desafiante.
Luis Sánchez Vargas, ya
cansado es la historia viva, es la síntesis histórica de un siglo convulsionado
de traiciones, cuartelazos y de transformaciones sociales del cual se siente
feliz.
Después de largar horas de conversación don
Lucho, como yo lo llamo, se para de la grada de cemento, se limpia el
pantalón, respira profundo y me dice,
hasta mañana ya está haciendo frío.
Sí, ya es tarde, al
igual que el ocaso del sol que hace sombra cubriendo las cerranías de la zona
norte, Don Luis Sánchez Vargas ha cumplido - lo miro por última vez- y en mis
pensamientos están aquellos hombres que trataron de eliminarlo junto a Víctor
Paz.
Un verdadero héroe.
ResponderEliminarMuy buen relato, estoy haciendo un video sobre los campos de concentración y me será de mucha utilidad, mencionaré su nombre en los créditos por la buena data.
ResponderEliminarhttps://koatravelnews.blogspot.com/2017/12/claudio-san-roman-y-la-casona-del.html
ResponderEliminarTal vez este link le ayude a su trabajo. Buena suerte. Att
EliminarFreddy Céspedes Espinoza