CALLE SAGÁRNAGA Y SU HISTORIA

 La calle Sagárnaga y Linares, dos calles con historia
Freddy Céspedes Espinoza

 El primer antecedente de la existencia de esta calle se remonta a la época colonial, al haber vivido allí por año 1797 un vecino notable de La Paz, Don Marcos Juan de Dios Villavicencio, Conde de Chokata, con descendencia lateral de sus antepasados y premunido de provisión real e inscrito en el nobiliario de la corona de España”.

Según Ismael Sotomayor en sus Añajerías paceñas, “Este Conde era un personaje acaudalado, dueño de varios solares de las cuales obsequió uno para que fuera construida la primera Posada o Tambo donde se alojaran los forasteros pagando un peso, cuyo producto lo invirtió para terraplenar la plaza o atrio de San Francisco”
Sin embargo, las circunstancias políticas y económicas, junto al desarrollo urbano, hizo posible el cambio en la fisonomía de la ciudad de La Paz así como el nombre de esta calle.
Hacia fines del siglo XIX las hermosas fachadas modernistas con estilos neoclásicos y balcones forjados en metal, remodelaron el anterior aspecto de las antiguas casonas sobrias de la colonia. Este viento modernista vino acompañado también de un fuerte influjo de la doctrina del Liberalismo que repercutió en todos los aspectos de la vida paceña y en el nombre de la calle, de Chokata pasó a ser denominada Sagárnaga.
Esta vía se convirtió en área comercial donde se asentaron tocuyeros, peluqueros sombrereros, panaderos, joyeros; es decir, la mayor parte de los artesanos que producían para una población urbana escasa todavía, pues a principios del siglo XX, La Paz no pasaba de setenta mil almas.
Después de la Segunda Guerra Mundial comenzaron a llegar un continente de Judíos que se ubicaron en esta calle y alrededores; aún hoy podemos encontrar algunos sobrevivientes que todavía tienen sus tiendas de botones, peleterías y de ropa.
La Revolución del 52 como hecho histórico, también jugo un papel importante porque permitió una movilidad social que anteriormente se estancaba entre el trabajo de los “pongos” y la escasa industria de las ciudades. Esta revolución da inicio a una gran migración campo-ciudad. Muchos de los recién llegados se distribuyen en diferentes zonas como Chijini, Challapampa, Pura Pura, Rosario, Villa Victoria y otras, dando nacimiento a un proletariado industrial que se ubicaron muy cerca de sus fuentes de trabajo. Aquellos artesanos que consiguieron cierta fortuna ocuparon barrios como Miraflores o San Pedro, considerados por ese entonces como los más acogedores.
Pero la calle Sagárnaga no pierde su característica comercial; aquí, muchos de los migrantes rurales ocuparon los espacios dejados por los primeros, iniciando el comercio de artesanías.
Al principio son pequeños grupos que emigran trayendo consigo los viejos conocimientos ancestrales en tejidos, tallados, repujados, etc.; personas que hilan lana de llama o alpaca en sus mismos puestos, para luego tejerlas durante largas jornadas y posteriormente venderlas. La máquina de tejer, no había mostrado todavía sus bondades.
Uno de los primeros lugares donde se asentaron fueron los contrafuertes de la iglesia de San Francisco, en espacios reducidos; estos puntos estaban ubicados en la primera cuadra de la vía, ciertamente invadiendo la acera peatonal.
La actividad comercial iba en aumento, a medida que llegaban turistas a La Paz desde Puno, Perú vía Lago Titikaka en vapores que lo surcaban diariamente como el Inca y el Ollanta con conexión férrea desde Guaqui a La Paz.
También el mejoramiento del Aereopuerto Internacional en El Alto, así como la fundación de la primera empresa de turismo, a finales de los 50, posibilitó a la actividad artesanal constituirse en beneficiaria del efecto multiplicador de este fenómeno socioeconómico llamado turismo.

Fuentes:
Añejerías Paceñas
Ismael Sotomayor

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