Nicolás Suarez y el Beni

 

Nicolás Suarez y el Beni

Freddy Céspedes E.

La vida de don Nicolás Suarez, Santa Cruz y el Beni, el árbol de la goma, sus luchas por preservar el territorio asediado por Brasil, permanecen en la oscura memoria de los bolivianos que no reconocemos el arduo trabajo realizado por los viejos cambas.

Nació en la bella ciudad de Santa Cruz y muy niño se fue al Beni.

Cuando le preguntaban en qué época había llegado al Beni, solía contestar: “ No sé que decir. Hace tanto tiempo, que no me acuerdo. Ya soy casi de acá, beniano”.

Hacia 1872, Nicolás Suarez aparece por primera vez en Rurrenabaque, comprando la codiciada cascarilla; tenía también una casa comercial en Reyes en sociedad con Augusto Roca.

Cuando el precio de la goma se cotizaba alto por la revolución industrial, comenzó a comprar goma y en un torbellino ascendente se convirtió en un gran millonario; además el descubrimiento en 1880 la confluencia del río Beni con el Mamoré, trajo consigo la comunicación necesaria para rescatar toda la goma dispersa en la selva.

Luego, el espíritu emprendedor en los negocios, lo situó entre las más importantes sociedades comerciales en la explotación de la goma, en el intercambio de mercaderías, trasladándose a Iquitos, volviendo con armas en sus vapores construidos en Cachuela Esperanza; con casco de acero, ruedas de popas que eran impulsadas por fuertes motores y cilindros de alta presión: como la Madidi, la Bolivar y utilizándolas en la navegación del río Beni, Madre de Dios y Orthon.

Tenía cerca de diez millones de hectáreas en el viejo territorio de Colonias, Hoy Beni y Pando y la defendió a bala como Delegado Nacional de este territorio, de la invasión brasilera al Acre.

Puso su dinero, su esfuerzo personal, sus almacenes y mercaderías en la defensa de Bahía, en la ya conocida columna Porvenir en Octubre de 1902.

Disparó, mató, defendió con uñas y dientes sin temor a la muerte.

Allá más al norte, todo el bajo Acre, siempre aparece Nicolás Suarez, pese a estar en manos del Brasil. Defendió con su tenacidad camba el Acre, el Orthon y el Tahuamanu, ríos que estaban amenazados por los filibusteros. Ahí quedó Cobija, con su brillo inocente y paisajes hermosos. Nicolás Suarez, todavía respira más allá de la selva, a más de cien años del despojo del Acre por parte del Brasil.

El Beni selva sensual que oculta sus curvas de ríos

Océano verde, selva que oculta sus curvas de ríos, calor que gesta la vida,  humedad que se pega al cuerpo y la belleza natural de floresta primaria exuberante en centenarios árboles y sabanas tropicales.

Insectos, caimanes, delfines de agua dulce, pirañas, monos, garzas y la convivencia armónica con los habitantes de las riberas de los ríos Beni, Yacuma, Mamoré y toda la cuenca amazónica del "Veni". Así se escribía antiguamente.

Nada está quieto, ahí va el manguarí, también está el gigante  bato, al frente juegan  las delgadas garzas de río; más allá los pícaros martines pescadores,  las petas o tortugas bronceando  sus caparazones, y de rato en rato, las estancias y los cebúes. Una verdadera maravilla. Es el Beni.

Región no explorada

Después de su creación el 18 de noviembre de 1842 en la presidencia del Mariscal José Ballivian, este girón patrio se constituyó como una de las regiones más enigmáticas de Bolivia.

En 1859, en el primer mapa del país, parte del Beni  era considerada como una "region no explorada y poblada por salvajes", por la gran cantidad de grupos que vivían alejados de la civilización.

Según crónicas coloniales, esta parte amazónica, fue explorada probablemente por los tiwanakotas, posteriormente el inca Yayuar Huakaj, a la cabeza de 15.000 guerreros se atrevió a franquear la cordillera y descender hasta el río Madre de Dios.

Posteriormente el Inca Yupanqui, llegó hasta el margen izquierdo del río Diaveni que en lengua tacana significa río de los vientos; hoy río Beni.

Desde esas épocas ya se hablaba del gran Paitití, que motivó posteriormente a los españoles a lanzarse a la aventura de encontrar ese reino siguiendo los caminos incaicos que todavía permanecen intactos desde Pelechuco hasta Apolo, e Ixiamas para ingresar al Beni.

Chacobos, Beni en 1960 

Después de la independencia muchos extranjeros llegaron al Beni en busca de mejores días, sin importar si  los lugares elegidos se hallaban en medio de la selva donde los naturales apuntaban sus flechas envenenadas contra los osados aventureros que ingresaban a sus dominios, en las expediciones  hechas por bravos expedicionarios.

El auge de la goma

La capital del Beni, es Santísima Trinidad.  Está a una altura de 236 msnm y con una extensión de 213.654 km2 .

Divididas en varias provincias de gente amable, trabajadora de mujeres hermosas y dignas madres.

Guayaramerín, San Borja, San Ignacio, San Ramón, San Juaquin, Rurrenabaque, recibieron un fuerte mezcla cultural de los Moxeños, Chacobos, Trinitarios, Yuracareses, Cimanes, Pacahuaras, europeos, andinos y japoneses.

Así prodigó el Beni la hospitalidad al viajero circunstancial, al ganadero, al aventurero que como buzos de la selva, se hallaban desahumando las bolachas de goma o incrustando las tichelas y recibir el latex que era transformado en libras esterlinas.

Japoneses en el Beni

El ingeniero Hormando Sakamoto, vecino de Trinidad y gran conocedor de la historia beniana, me informaba hace muchos años, que  los primeros japoneses llegaron en forma voluntaria allá por 1899 en varios contingentes para trabajar en la extracción de la goma.

En esa época el Japón, atravesaba una crisis económica lamentable, inclusive la hambruna se ensañó con la gente por las guerras sostenidas contra sus vecinos.

Cientos de japoneses llegaron a Bolivia vía Perú a través de una selva hostil y animales peligrosos. Caimanes, víboras anguilas, pirañas y las enfermedades tropicales, luego en callapos y canoas, se lanzaron a través del río Madre de Dios y Tahuamanu, para asentarse  en Riberalta, Trinidad, Rurrenabaque y otras regiones para formar sus familias con mujeres bolivianas.

Muchos descendientes han alcanzado renombre como Pedro Shimose, poeta y literato reconocido internacionalmente, militares como el general Yoshida, Mario Ojara, Alberto Kuajara y cientos que aportaron al desarrollo del país, termina en su informe Sakamoto.

La flor del turismo en Rurrenabaque

Guarda el Beni tu hermoso futuro,  porque el despegue ya se manifiesta en la actividad del turismo que puede ser la alternativa parta mejorar el ingreso económico de la región.

Rurrenabaque, Santa Rosa, Reyes, la Pampa para ir en busca de la anaconda y observar su belleza, nadar con los delfines en medio de la naturaleza, sentir los peces chocándote  las piernas, navegar por el río Yacuma.

Hugo Boero Rojo, solía decir: " en el Beni, los peces se mueren de viejos, pues no hay quién los pesque".

En Trinidad se puede visitar la plaza principal, su catedral, sus

Principales instituciones, monumentos, la universidad técnica

“Mariscal José Ballivian" donde se encuentra el zoológico con animales muy propios de  la región, en el mismo lugar se encuentra el museo piscícola, que cuenta con una inmensa variedad de  peces tropicales.

A escasos 5 km, se halla laguna Suarez, visitar Chuchini,  las lomas artificiales de siglos de antigüedad, disfrutar de sus hermosos balnearios, es decir el Beni lo tiene todo, además nos espera un amigo; un beniano que te tiende la mano y te refresca la garganta con un somó, un coco fresco o un tamarindo.

Fuentes:

El Dorado Boliviano. Medardo Chavez.

De los Andes al Amazonas. José Aguirre Achá

Bolivia Mágica. Hugo Boero Rojo

Japoneses en Bolivia. Hormando Sakamoto.

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