Tupak Katari y el cerco a La Paz
Tupak Katari
Entre los años 1780-1781, hubo un levantamiento general indígena que marcó su punto más crítico con el cerco de la ciudad de La Paz
Freddy Céspedes
El levantamiento de Tupac Amaru I y
violentamente sofocada por el Virrey Toledo, marcó el inicio de una serie de
movimientos contra el régimen español, algunas veces sólo de denuncia y en
otros con cierta violencia momentánea.
Pero entre los años
1780-1781, hubo un levantamiento general indígena que marcó su punto más
crítico con el cerco de la ciudad de La Paz.
En este movimiento
general, los alzados trataron de desestabilizar el régimen imperante que
se esforzaba en no perder sus privilegios y por supuesto, respondieron, la violencia
con violencia.
Esta sublevación,
acaudilló a José Gabriel Condorcanqui o Tupac Amaru, Cacique de Tungusaca que
se levantó en las provincias de Azángaro, Ayaviri, Carabaya, Tinta, Lampa,
Calca y Quispicanchi extendiéndose más tarde con Tupac Katari, en territorio
boliviano en los partidos de Omasuyos, Pacajes, Yungas, Mizque, Porco,
Chayanta, Potosí y La Paz..
Tupac Amaru, iba en
serio; apresó primero al corregidor de Tinta, Antonio Arriaga, a quien lo hizo
ahorcar en el momento y en plena plaza central.
Para controlar este
gran movimiento indígena, los españoles pagaron también con la misma
moneda con fuertes represalias físicas y morales, hasta que cayó prisionero
Amaru y sus seguidores en Checcacupe el 6 de abril de 1781.
Una vez prisioneros
Amaru, su esposa Micaela Bastidas y varios parientes y seguidores, fueron
llevados a Tinta, donde 65 cabecillas fueron ahorcados.
AMARU Y KATARI
PREPARARON DURANTE AÑOS EL LEVANTAMIENTO.
Según Palabras de
María Eugenia del Valle, una de las historiadoras que más investigó sobre este
tema: “ Los principales movimientos del Alto Perú con Katari, estaban
conectados con el movimiento de Tupac Amaru en un plano vertical, no estaban en
cambio, plenamente sincronizados entre ellos, en un plano horizontal “.
Se encontrarán por
supuesto – continúa - contactos, noticias mutuas, copias de proclamas y
continuidad en el tiempo más que en la acción, pero en ningún caso se verá a
través de ellas la presencia notoria de un jefe único, de un plan general, de
una organización total o de una estrategia común”.
TUPAK KATARI ENTRA
EN ACCIÓN
Los primeros pasos
de Tupak katari, se inician en febrero de 1781, en la región de Sica Sica,
provincia intermedia entre Oruro y La Paz. En pocos días fueron levantadas con gran
violencia las ciudades y pequeños pueblos vecinos de Ayo Ayo, Calamarca,
Caracato, Sapaaqui, Laja, Viacha, Pacajes, Yungas, Omasuyos y Larecaja, hasta
terminar a mediados de marzo de 1781, cercando la ciudad de La Paz.
Esta es la época en
la que Tupac Katari despliega su mayor vigor. Tiene junto a sí a dos mujeres
excepcionales, a Bartolina Sisa, su esposa, y a Gregoria Apaza, su hermana.
También tiene
capitanes al mando de miles de soldados con estrategias guerreras, cuenta con
fusileros, y artilleros criollos, mestizos o negros, todos de gran utilidad. Se
ha rodeado asimismo, de familiares y capellanes que contribuyen a darle un
aparato administrativo y la aereola de prestigio que necesita, puesto que se ha
nominado a sí mismo Virrey.
SU PERSONALIDAD
Según las
descripciones que nos llegaron de los testigos, Tupak Katari era de estatura
mediana, su rostro no era atractivo, tenía brazos y piernas robustas; además,
tenía ojos pequeños que demostraba viveza y resolución.
Cuando se produjo el
levantamiento de La Paz, contaba más o menos con treinta años y se comunicaba
en la lengua madre, el Aymara. Tenía un carácter misterioso y cruel al momento
de intervenir en los ataques contra los blancos.
En el punto más
crítico para los españoles, Katari, llegó a levantar hasta cuarenta mil
indígenas, a quienes los mantuvo unidos y disciplinados por más de nueve meses.
Como ya dijimos
anteriormente, su movimiento era también social y racial como los anteriores,
pero con la diferencia que ahora él era el jefe, el cual siendo iletrado, sin
prestigio social ni económico; ni mucho menos antecedentes de nobleza indígena,
tenía la fuerza necesaria de cohesión grupal y poseía condiciones políticas
para aglutinar en su movimiento a un grupo unido formado por indígenas de diferentes
provincias.
EL CERCO DE LA PAZ
Más o menos en
diciembre de 1780, los españoles estaban anoticiados de los movimientos de
Katari, de querer acabar la población de la Paz con sus bravos guerreros.
Decidieron por tal motivo, construir murallas en los alrededores. También se
construyeron trincheras de defensa que son arduamente trabajadas durante tres
meses, sin estos recaudos, La Paz hubiera caído fácilmente en la primera
incursión del caudillo.
Para marzo de 1781,
La Paz, parecía un castillo medieval rodeada de muros con sus respectivos
puestos de custodia.
A las tres semanas
del cerco, se iba notando ya el hambre de los sitiados, algunos salían a buscar
algo de alimento hacia las afueras del muro, lo cual por supuesto, estaba
prohibido, pero el hambre, especialmente de los niños y mujeres, obligaba a
salir arriesgando la propia vida.
Muchas de estas
personas que se atrevieron, nunca más volverían, pues los sitiadores les daban
su escarmiento.
A la falta de
alimentos, se cernía otro problema, el agua. Las fuerzas de Katari, habían
desviado los canales de suministro de agua hacia otros lados, sólo las
vertientes y algunos pozos, podían suministrar este vital elemento, causándoles
a los sitiados problemas intestinales.
SE ACABÓ LA COMIDA
Ya en la segunda mitad
de abril, la situación de hambre se hizo más desesperante pues morían cada día
a montones, ya no había qué comer, muchos buscaban sus alimentos entre los
pellejos, suelas, petacas y algunos, rebuscando algún grano entre la basura o
el estiércol, pues ya se acabaron las mulas, perros, gatos y todo lo que se
movía.
Ante tal suplicio,
decenas de personas insepultas, se hallaban muertas en las calles, con el
estómago hinchado por efecto de la descomposición y la disentería.
En tanto, la única
esperanza de los españoles era la ayuda del ejército de Ignacio Flores un
quiteño que tuvo que abrirse campo a fuerza de armas de fuego y espadas. Se
calcula que unos mil doscientos soldados de Katari, murieron en la refriega,
hasta que finalmente llegaron a La Paz donde fueron recibidos con gran
algarabía y repiques de campanas por parte de los españoles.
EL CALVARIO DE LA
CIUDAD
Cuando el ejército
español llegó a La Paz, encontraron una ciudad destruida, no había mucha gente,
muchos desertaron y existía un olor fétido en las calles por la peste desatada.
Muchos, pese al
auxilio, todavía morían en el hospital, otros especialmente los esclavos
negros, habían sido desamparados por sus amos, porque ya no podían darles nada
de comer y estaban tirados en las calles.
Según los informes
en esos últimos días se habían enterrado por lo menos seiscientos españoles que
murieron de disentería y otras fiebres malignas.
Este ejército, había
traído también ayuda alimenticia consistente en ganado en pie, granos y papas,
que no abastecía a la población de esqueletos andantes; algunos salieron fuera
del muro con la idea de reabastecerse de comida, pero los indígenas no estaban
vencidos y seguían con la matanza en Achachicala y Achocalla.
Después de estar
pacificada y los indígenas emprendieron la retirada momentánea, el ejército de
Flores también emprendió la retirada hacia Oruro con la promesa de volver
pensando tal vez, que los españoles ya no los necesitaban. Pero en realidad los
soldados de Katari, estaban ocupados construyendo una represa en los nacientes
del río Choqueyapu, que la lanzaron con un violento turbión de lodo y agua
contra la ciudad, destruyendo puentes y casas y matando a varias personas.
La miseria y el
hambre nuevamente hizo presa de los españoles, hasta que llegó otro ejército al
mando del Teniente Coronel, José de Reseguin para definitivamente pacificar a
los aymaras.
Para el dos de Julio
de 1781, Bartolina Sisa esposa de Katari cae prisionera y es sentenciada a la
horca cuando contaba sólo con 31 años.
Este ajusticiamiento,
produjo el desbande del valeroso ejército de indígenas y el casi
enloquecimiento de su esposo, que al no contar con el apoyo de su esposa, fue
también hecho prisionero y traicionado por los indígenas de Chinchaya que lo
entregaron a los españoles.
Inenarrable y
horroroso fue el fin de este prohombre aymara, que al igual que Tupak Amaru,
fue descuartizado bárbaramente en el cantón de Peñas.
Con el
apresamiento de Tupak Katari, que fue entregado por los indígenas de Chinchaya
y trasladado a Peñas para su ajusticiamiento, se cerró un capítulo de
estos hechos que fueron de tal magnitud que sobrepasaron muchas veces en
importancia a los acontecimientos de las otras regiones de ambos virreinatos;
sin exagerar, fue uno de los movimientos más originales dentro del conjunto de
las sublevaciones populares indígenas en el siglo XVIII y que permitió
fortalecer y acelerar el movimiento revolucionario contra la colonia española.
Fuentes:
María Eugenia del
Valle
El Cerco de La Paz
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