El Río Pilcomayo y el Chaco


Freddy Céspedes Espinoza

Nuevamente de viaje, Nos preparamos con anticipación, porque dos renombrados fotógrafos de la National Geografic,  estaban ansiosos de recorrer parte del país y tomar las mejores fotografías de pueblos en los Andes, de rostros distintos y paisajes diversos.

 Me encuentro a más de 4500 metros en la carretera  Oruro- Potosí,  observando un cañadón hermoso de piedra arenisca roja,  Un hilo de agua se descuelga inofensiva de la montaña en la Cordillera de los Frailes, que dará nacimiento a uno  de los ríos más importantes de la Cuenca del Plata.

Mis recuerdos fluyen junto al Pilcomayo, río de los pájaros en Quechua, sólo alcanzo a divisar en la lejanía, al   riachuelo que corre alegre a través de esta quebrada, cruzando pueblos esparcidos en la montaña,   con paredes de piedra  que conectan  a los viejos Ayllus y  corrales de llamas.

El frío de estas alturas es gratificante, te abre los sentidos a un mundo histórico y geológico por descubrir; te motiva a tener  a una visión completa tanto  geográfica e hidrográfica,  haciéndome reflexionar  sobre lo importante que son los ríos para el hombre, para los animales y las plantas.

Bajando al Departamento de Chuquisaca,  el Pilcomayo,  aumenta su caudal de agua vigorosa, fue  utilizada   por varias culturas andinas en la agricultura; posteriormente, los españoles formaron Haciendas coloniales en sus orillas,  regaron sus campos con sus aguas y produjeron  variedades de  maíz, tomates, uvas, Vinos y singanis; también trigo y que dio inicio también al sistema de las  Encomiendas.

En su descenso silencioso, abrió serpenteantes cañadones  entre rocas Silúricas y Devónicas de la cordillera,  entre piedras y sedimentos arrastrados hace millones de años.

Desde la Cordillera de Mandinga ( o Cordillera del diablo) en  la Provincia de Yamparaez,  se observa  una cadena de picos redondeados por la erosión eólica y de las  lluvias  de millones de años; montañas  que alguna vez tuvieron punta, pero el viento se encargó de moldearlas; es conocida como la Cordillera de Sombreros.

Desde aquí observo el Chaco en la lejanía, sólo el azulado atardecer me transporta a su calidez y  sentir  los alisios que suben hacia la montaña,   envolviéndolas con una neblina blanquecina, que a veces se convierte en oscura,  al final de la tarde. Este manto húmedo, cubre hermosos pastizales y bofedales. Tierras  que alimentan a miles de ovejas y llamas, es el ambiente que empapa las ropas y la piel, luego se filtran nuevamente sus aguas en el suelo y se desliza silenciosamente  hacia los ríos secundarios,  en un círculo de ir y venir de aguas  para  aumentar el caudal del Pilcomayo.

Me acerco al filo de esta montaña me echo boca abajo cerca al farellón y veo cóndores volando en la inmensidad del  profundo valle.

Ver cóndores desde la parte superior es sorprendente,  verlos a varios de ellos es sublime;   ascienden rítmicamente a cada aletazo gracias al viento tibio y húmedo, que los impulsan hacia estos farellones donde tienen sus nidos.

 La cordillera de Sombreros, puedo considerarlo como uno de los miradores de cóndores  más fascinantes en Bolivia.

Ya cruzando el pueblo de Icla y Tarvita en Chuquisaca  descendemos por un camino angosto al caluroso valle,  me aproximo a fortaleza de Oroncota. Desde aquí, se observa en su plenitud el Pilcomayo, ya dejó de ser un río débil, más bien cobró confianza en su recorrido con aguas claras y constantes que  marcó el desarrollo de los primeros pueblos  pre incaicos,  como los Chicha y  Chuis  asentadas en sus orillas y valles.

 Allí destaca, una  montaña estratégicamente solitaria, está en medio del río,  con cactus  centenarios que trepan y rompen la piedra para estar colgadas en los abismos, los  arbustos que la circundan son espinosos y algunos con hermosas flores, y éstas,   ocultan una gigantesca fortaleza construida por los  Incas, o tal vez mejorada.

Su construcción es  incaica sin duda, por su tipo arquitectónico de de piedra almohadillada y hornacinas en las habitaciones, pero destruidas por el paso del tiempo, mantiene sus paredes de una inmensa Pukara defensiva en los contornos de la montaña.

“ El Cronista Sarmiento de Gamboa, quién recolectó información de varias Panacas reales del Cuzco, supo narrar que en la época de Pachacuti, dos hijos de este soberano Inca, Amaro Topa y Paucar Usno, iban conquistando Collasuyu, cuando una confederación de los naturales” de las provincias de Paria, Tapacarí, Cotabambas, Poconas y Charcas” se retiró a un fuerte de los Chichas y Chuyes”, donde la confederación de los Charcas combatió a los Incas”.

“ Y luego hallaron una fortaleza en la provincia de los Chuis y Chichas llamada Huruncutac y asolando aquella provincia la pobló de muchos Yndios orexones”

“ Al explicar la conquista de un fuerte Chicha , Juan Betanzos, habría narrado el mismo episodio, empleando algunos detalles derivados de la Panaca de Pachacuti. Según Betanzos, los Chichas mataron a Paucar Usno durante la campaña, pero Amaro Topa….

“ estuvo allí teniendo cercados a los Chichas  tanto tiempo que por falta de mantenimiento los Chichas se le dieron y ansi hubo victoria dellos y prendiéndolos a ellos juntamente con los demás que hasta allí tenía presos se volvió a la ciudad del Cuzco en la cual entró triunfando donde halló a su padre Pachacuti Ynga Yupangue…..”

“ Estos testimonios indican que la fortaleza de Oroncota se ubica en el territorio compartido por los Chicha y los Chuy, pero que también fue utilizada  por otras naciones de la confederación o “ Hatum apocazgo” de Charcas. Igualmente los testimonios  confirman que Amaro Topa y Paucar Asno fueron quienes la conquistaron en la época de Pachacuti, alrededor de 1450”.

Es la famosa “ Pukara Rey Inca” a una altitud de 2900 metros y fue construida para repeler los ataques de los Chiriguanos”

Si bien el Pilcomayo jugó su rol de supervivencia en las culturas andinas, fue utilizada  también como canal de asedio de los  grupos Chiriguanos, que ascendían muchas veces matando a los moradores de las montañas o descendían, expulsados con violencia  por las huestes incaicas.

Este Pilcomayo que baja desde las montañas a las planicies del Chaco, cruza tres Departamentos en Bolivia, Potosí, Chuquisaca y Tarija  y en su paso, humedece el suelo, alimenta con productos a los campesinos y se interna en las extensas tierras del Chaco.

Por el otro extremo de la Cordillera, en las alturas de Tarija corre otro riachuelo que se vuelve incontrolable en su cauce a medida que baja y se encuentra con otros ríos en época de lluvia su torrente asusta, llevándose puentes, campos de cultivo y arrastra una riqueza ictícola variada: es el río Bermejo.

Tanto el Pilcomayo como el Bermejo, son la esencia, el espíritu del Chaco, la subsistencia de los que moran en sus orillas;  comparten Argentina, Paraguay y Bolivia.

 “ Las aguas del Bermejo o río Grande, son saludabilísimas, que como bajan de las cordilleras y se van despeñando por guijarros y peñas limpias y lisas, se quebrantan sus aguas y corren notablemente delgadas y sabrosas; y en los arenales que después baña, se purifican del todo quedando sanísimas, y de gran virtud  contra el mal de piedra y orina, porque las márgenes de este río, están en partes pobladas por cierta yierba  que llaman de la orina, de donde les proviene aquella virtud.

Son también de admirable eficacia contra los flatos, dolor de hijada, hidropesía y gota; porque digiere grandemente, y no deja super fluidades, crudezas ni indigestiones  en el estómago, con que no da lugar a que se críen humores gruesos; por lo cual, quien se siente repleto, con un jarro de agua y pasearse un rato, se gasta todo. De esto depone el mencionado don Luis de Vega, quien escribe, que padeciendo en el Perú  de flatos  e hijada, piedra y crudezas,  lo que le obligaba  a observar rigidísima parsimonia en la comida y bebida, a los cuatro o cinco días que bebió del agua del Bermejo, expelió muchas arenas  y piedras  y quedó como si jamás  hubiera sentido  tales achaques, en cuarenta y cinco días  que moró en Santiago  de Guadalcázar[1] , siendo así, que bebía en ayunas, cenaba leche, ensalada de legumbres  y pescado, después de los cual se hartaba de agua  confiadamente, y en breve tiempo sentía hambre. Esta es la causa, porque los viejos  de las naciones  que viven  a orillas de dicho río, se sienten y conservan sanos  y alentados, frescos y sin arrugas. Y de los soldados españoles, que asistieron a la fundación de Guadalcázar, ninguno murió, ni aún enfermó en seis o siete años  que allí estuvieron, no obstante  que sudaban copiosamente, por andar de continuo pescando, vaqueando, cortando y acarreando madera parta la fábrica de fuertes y casas , y labrando la tierra; sudados, bebían a todas horas  el agua de este río sin recelo de catarro, pechuguera, dolor de estómago , ni semejantes achaques ( P. Pedro Lozano, S.J- párrafo II) Pueblos primitivos de Sudamérica. Colección Buen Aire 1943

El Chaco, estuvo aislado por miles de años, inmensos bosques desconocidos e impenetrables cubrían esta inmensa región, temida por los españoles durante la Colonia debido a las incursiones  de la diversidad de grupos belicosos que destruían todo a su paso,  generando inestabilidad a la presencia española y sus proyectos de colonización y expansión de su reyno.

“ La Real Audiencia de charcas, fundada por Cédula de 29 de Agosto de 1563, comenzó afrontando una situación muy difícil, producida por las incursiones de los indios salvajes de sus cercanías, llamados “ Chiriguanos”, los que en los últimos tramos de la Cordillera, que sirve de margen a los llanos orientales de los Ríos Guapay-Parapetí y Río de Pilcomayo, formaron una barrera inexpugnable, que detuvo por muchos años el esfuerzo de la conquista y civilización españolas”.

“Los Chiriguanos, que habían esclavizado a todos los indios, vecinos suyos, estaban interpuestos entre Charcas y la Gobernación de Santa Cruz de la Sierra ( la vieja), fundada por Ñuflo de Chaves, y así formaron una “ Frontera” casi infranqueable entre ambas provincias. En tal sentido debe comprenderse la palabra “ Frontera”, en los documentos correspondientes a ésta época, como se entendía en todas las provincias de la Colonia española, en las que el último pueblo de españoles, fundado en vecindades de indios salvajes , era o se consideraba frontera , V.g  San Bernardo de la frontera,  en Tarija”.

“No podía ser otro el alcance de esta palabra en la Colonia, cuando todos los Distritos  y Provincias pertenecían a un solo soberano y no había en las Américas  más límite internacional  que el meridiano llamado de “Tordesillas”  entre las coranas de España y Portugal, hasta que ese lindero  se modificó por el tratado de San Ildefonso de 1777.

Si bien,  se consideró a los Chiriguanos como “ frontera de salvajes” entre la antigua provincia de Charcas y sus corregimientos de Tomina , Paspaya , Pilaya y Tarija, está fuera de toda duda que pertenecieron primitivamente a las Gobernaciones de Ñuflo de Chaves y de Andrés Manso, circunscritas ambas, por voluntad expresa del Soberano, dentro del Distrito de la Real Audiencia de Charcas”

“ Los indomables indios dieron fin con ambos capitanes y con las poblaciones  y los pobladores de la Nueva Rioja y de la Barranca; sobreviviendo así el aislamiento y la ruina consiguiente de la vieja ciudad de Santa Cruz, que situada al centro de la Gobernación de Chaves, impidió por mucho tiempo la reunión de los Chiriguanos de la Cordillera,  con los Chiriguanos Itatines del Río Paraguay. Dominaron las tribus  y naciones circunvecinas y quedaron por fin orgullosos de haber vencido al mismo Virrey del Perú, que abrió campaña personalmente para someterlos, pero que se vio obligado a retirarse y desistir de su empeño”.

Sin embargo, la Real Audiencia de Charcas prosiguió luchando con ellos incesantemente y empleó todos los medios a su alcance.

“La cruenta campaña tuvo sus culminaciones  en la jornada que se encomendó por dicha Audiencia  al Gobernador de Santa Cruz  de la Sierra (la vieja), Don Lorenzo Suarez de Figueroa, y que comenzó repartiendo la empresa en tres campos, en conformidad a la división geográfica  de los “ Llanos”, que se desprenden como derivaciones de los últimos tramos de la Cordillera, a saber: los Llanos de Grigotá, Guirigotá o Guelgorigotá al Norte; los Llanos de Condorillo o Vitupué, al Centro, entre los Rios Parapetí y Pilcomayo, y los llanos de Manso que se extendían hacia el Pilcomayo y corrían al Sud-este de Charcas, abarcando aún la región del Río Bermejo. El gobernador Don Lorenzo Suarez de Figueroa  dominó desde la ciudad de Santa Cruz  los llanos de Grigotá. El Maese de campo Don Fernando de Cazorla  se presentó por Tomina, entrando a los Llanos de Condorillo, y el Capitán Luis de Fuentes, operó con los Tercios de Tarija en las Llanuras del Pilcomayo”.

“Esta lucha tenaz encomendada por el soberano y por el Virrey a la Real Audiencia de Charcas , organizada y dirigida por ella, duró desde los primeros momentos de la erección de la Audiencia  en 1563, hasta que se fundaron las Misiones y Pueblos de Chiquitos  en la misma región geográfica que ocupaba antes  la gobernación de Santa Cruz de Chaves. La fundación de Misiones  y pueblos Chiquitanos  sólo comenzó en Enero del año 1692”.

Con el florecimiento de las misiones  y pueblos de Chiquitos, coincidió el retiro de los diezmados Chiriguanos, que se replegaron a la Cordillera, y se establecieron allí en pueblos y reducciones, hasta que el Gobernador Intendente Viedma consiguió su total sometimiento, casi en las postrimerías de la época Colonial”.

Los habitantes del Chaco

Fray Reginaldo de Lizarraga, los describe de la siguiente manera: “ Los indios Chiriguanas viven muy cerca de estos valles (cercanos a la ciudad de Potosí),en unas montañas calurosas y ásperas, por donde apenas pueden andar caballos, no son naturales sino que vinieron allí del Río de la Plata; la lengua es la misma sin diferencia alguna. Son bien dispuestos, fornidos, los pechos levantados, espaldudos  y bien hechos, morenazos. Pélase las cejas y pestañas; los ojos tienen pequeños  y vivos, no guardan un punto de ley natural; son viciosos, tocando del vicio nefando y no perdonan a sus hermanas. Es gente supervivísima, todas naciones dicen ser sus esclavos, comen carne humana  sin ningún asco: andan desnudos, cuando mucho cuál  ó cuál  tiene una camisetilla  hasta el ombligo. Son grandes flecheros, sus armas son arco y flecha; el arco tan grande como el mismo que lo tira  y porque la cuerda no les  lastime la mano izquierda, en la muñeca encajan un trocillo de madera  y allá da la cuerda.

Pelean muy a su salvo, porque si les parece que el enemigo les tiene ventaja no acometen; pocas veces con nosotros pelean en campo, si no es a más no poder. Contra estos más que bárbaros, entró don Francisco de Toledo, Visorrey del Perú… “ ( Fray Reginaldo de Lizarraga- Libro I, cap LXXX).

Madre e hija, son Matacos, de acuerdo a la descripción. Foto tomada probablemente durante la Guerra

 “….comprende debajo de este nombre Chaco varias provincias pobladas de naciones infieles, que se continúan  y comunican unas con otras ,por centenares de leguas en la banda del poniente y del Río de la Plata, entre las provincias del Paraguay, Río de la Plata , Tucumán, Chichas y Santa Cruz de la Sierra. La etimología de este nombre, Chaco , indica la multitud de las naciones que pueblan esta región.

Cuando salen a cazar los indios y juntan de varias partes las vicuñas y guanacos, aquella muchedumbre, se llama Chacu, en lengua Quichua, que es la general del Perú, y por ser multitud de naciones las que habitan las tierras referidas, les llamaron a semejanza de aquella junta, Chacu, que los Españoles han corrompido en Chaco” P. PEDRO LOZANO , s.j- párrafo I

Las exploraciones en el Chaco

La llegada de los Jesuitas a lo que hoy es Argentina en 1585, marcó el inicio de viajes y exploraciones  infatigables en el Chaco desde el sur.

“El padre Alonso Barzana, Francisco Angulo y Tomas Field, recorrieron el río Bermejo. Por su parte el padre Gabriel Patiño  y Lucas Rodriguez exploran el desconocido río Pilcomayo y dejando dilucidado que su curso es diverso del río Bermejo”. Por su parte el Padre Antonio Ruiz de Montoya, después de recorrer varias veces toda la región Chaqueña, nos legó una interesante carta geográfica de estas regiones”.

Los   exploradores  en el siglo XIX hombres  bravos que se animaron a entrar en su suelo, tampoco estuvieron tranquilos,  hicieron,  descubrimientos importantes en  el aspecto geográfico, cartográfico y antropológico. En el mapa boliviano de 1859 figura esta inmensa región como un territorio de   “Yndios Matacos aliados e Yndios Matacos salvajes”, denominándola todavía,  como las llanuras de Manso.

Pero el Chaco era misterioso, no explorado,  mantenía su territorio ocupado por muchísimos grupos de cazadores, recolectores, que habían permanecido por miles de años entre sus ríos caudalosos y rebalses, formando lagunas y pantanos, caminando sobre sus orillas en busca de animales, chanchos de monte, tapires, armadillos, jaguares e  infinidad de peces y aves, descubriendo y abarcando territorios cada vez más cercanos a la cordillera, subiendo y bajando  el Pilcomayo y el Bermejo. En las orillas de éste último eran conocidos los grupos  Zapitalaca, Tobas, Mocovies y otros

No eran nada amigables aún en el siglo XIX,  constantemente atacaban a los que osaban cruzar sus territorios de caza y pesca.

Después de la batalla de Ingavi, el gobierno  de José Ballivian, decidió abrir la exploración y  navegación del río Pilcomayo, encomendándole al General  Magariños para tal fin.

“ Hizo su ingreso al interior del Chaco con objeto de batir a los bárbaros,  que intranquilizaban con sus frecuentes incursiones y asaltos a los pueblos de las proximidades. Pues en la batida había causado espantosos estragos  o destrozos entre los tobas y chiriguanos, que tuvieron millares de víctimas entre muertos, heridos y prisioneros “

“En 1843, cuando ya se había preparado el viaje al Chaco formaron el grupo de  43 personas, entre ellos carpinteros, para la construcción de embarcaciones llamadas: Ingavi, Ballivian y la lancha Descubridora. Acompañaban también,  coroneles,  tenientes y algunos presos peruanos que cayeron en la Batalla de Ingavi”.

Estas embarcaciones, fueron arrastradas por la corriente, otras se encallaron en los bancos de arena que arrastra el Pilcomayo, muchas veces también atacados por mosquitos y por los naturales. Al final naufragaron después de haber intentado encontrar la navegabilidad del Pilcomayo.

Magariños,  sentenció resignado:  “ Mi conciencia quedaba tranquila  porque habíamos luchado hasta el último de los padecimientos y  peligros que todavía pasamos hasta llegar a Villa Rodrigo”. Calcula dicho General en 31 leguas la extensión navegada”.

Ya en  1882 el Delegado del Ministerio de instrucción Pública de Francia , designó a Julio Crevaux para que  explorase la Hoya del Alto Paraguay y luego la del Amazonas.

Mientras tanto el Ministro de Bolivia  en Buenos Aires, Modesto Omiste , informaba que el gobierno francés envió a esta república al explorador  M Crevaux , médico de primera clase, con el objeto que estudiara algunas regiones  y ríos de este continente.  También el oficio pasaba  el ministro Omiste,  al Prefecto de Tarija, Samuel Campero, solicitándole colaboración,   prestando facilidades  y protección en la arriesgada empresa que trata de llevar este señor Crevaux”.

Sale con dirección a Tarija  para descender por el Pilcomayo desde su curso superior, acompañaba al doctor Crevaux , el astrónomo Luis Builet, el pintor  y fotógrafo Augusto Raingel, el timonero de la marina francesa Ernesto Haurant, el ayudante  Juan Dumington, los marineros argentinos Enrique Rodriguez y Carmelo Blanco, 11 voluntarios de Tarija, entre los que se hallaba un niño de 15 años , Francisco Zeballos y 16 tripulantes con más intérprete Irimaya.

“ En la tarde del mismo día , los viajeros llegaban sin novedad a Irua. El 20 alcanzaron Villa Esperanza; los Tobas los escoltaban desde la orillas. El 22 arriban a Teyo,  donde Crevaux tuvo con los indios tobas  las demostraciones más amistosas y se acostó solo en medio de ellos. El 23 y 24 llegaron a sitios desconocidos. El 25 avanzaron hasta Cabayu-Ripoti después de haber hecho pasar o franquear las canoas en una caída de río”.

“El 27 a las diez de la mañana, descansan en una gran playa de arena. Los indios les invitan como de costumbre, a comer con ellos pescado y carne, para lo cual Crevaux , Bullet y Raingel aproximan sus embarcaciones  hacia la playa. En la última venían Haurant y el niño Zeballos. Apenas se habían acercado a la orilla, cuando fueron rodeados  por un número considerable  de tobas  que se precipitaron  sobre ellos  y los masacraron a golpes  de macana o maza y de cuchillos.  Haurant, Zeballos  y Chilata se arrojaron al río. Los indios los persiguieron,  el padre de Zeballos,  fue muerto  a la vista del hijo que cayó prisionero.

Los sacrificados  en ese memorable  suceso, a más de los exploradores franceses, alcanzaron a 14 ciudadanos bolivianos y dos indios intérpretes. Total 22.

Tal el relato que hizo más tarde  el joven Zeballos, único sobreviviente  y testigo de aquel macabro suceso. Pues éste,   había sido devuelto después de seis meses de cautiverio,  merced a las gestiones del P. Doroteo”.  

 

Daniel Campos y su expedición al Chaco.

“ En el mes de enero de 1883, el Dr. Daniel Campos, fue nombrado comisario nacional y delegado del gobierno boliviano, a objeto de que fuera a practicar una visita de Estado en las misiones existentes en la frontera de Tarija,  para que organizara una expedición al Chaco y ocupase los puntos denominados  Teyó, Cabayu-Repoti y Piquirenda, y que fueran construidos en dichos sitios,  cuarteles o fortines”.

Una vez en Tarija, el Dr Campos organizó la indicada expedición constituyéndose  de la siguiente forma:

Delegado del gobierno Dr. Daniel Campos, jefe de la expedición, Secretario. Cnl. Miguel Estensoro; asesor científico Arturo Thouar, Cirujano Dr. Gumercindo Arancibia ; Intendente Manuel Blanco”

Batallón Tarija, Escuadrón Potosí, Escuadrón de Nacionales, Columna de Thouar. Esta columna estuvo formada por voluntarios de Caiza, Caraparí y otros puntos.

La tropa estuvo constituida en su mayor parte por soldados del “ Colorados”, cinco de los cuales iban con sus mujeres o “Rabonas” y un niño de diez años de edad , Andrés Gutierrez, al que se le armó con una carabina.

“El 6 de Julio de 1883 partían 300 expedicionarios siguiendo la ruta San Luis, Caraparí, Aguayrenda, y Caiza. Luego nuevamente reiniciaron su marcha el 20 de Agosto con rumbo al Pilcomayo venciendo alrededor de 30 leguas o 150 KM.

Cuando había llegado a la última serranía en Aguayrenda, contemplaron el  dilatado panorama que les presentaba la inmensidad del bosque y las ondulantes aguas del Pilcomayo que, cual cinta de plata se perdía en infinitas curvas lejos, muy lejos …. Y fue al contemplar aquella maravillosa visión del Chaco, que el Dr. Campos , de acuerdo a sus compañeros, resolvía atravesar  el misterioso bosque  y llegar hasta Paraguay”.

En la margen derecha del Pilcomayo, fundó  la colonia Crevaux a una altitud de 223 metros sobre el nivel del mar, en memoria del explorador francés, que fuera sacrificado por los Tobas un año antes. Allí se quedaron muchos como guarnición de la Colonia Crevaux.

De los 300 en su inicio, continuaron 193 hombres, entre oficiales y tropa, con más 5 mujeres y un niño. Tras la columna debían ir  140 caballos  y mulos de carga y de silla juntamente con 50 novillos para el carneo”.

“ Esta columna de valientes y de audaces se lanzó a lo desconocido el 10 de Septiembre de 1883 tomando el margen derecho del Pilcomayo,  asediados y rodeados constantemente por los indios salvajes de diferentes tribus.

La mayor parte de oficiales y soldados iban caminando en medio de pantanos. Muchos de ellos caían rendidos  de cansancio y con los pies maltratados por los espinos, las asperezas de la arena y las yerbas bravas”.

Fundaron fortines como “ La Colonia Quijarro,  Fortín Campero y otras. Los soldados ya  estaban a estas alturas, rendidos y fatigados tirados en el suelo, sin agua, imposibilitados de llegar al río  del que los separaba un tupido bosque.

“ Para el 3 de Octubre asaltaron el campamento unos mil tobas iniciándose un combate  que duró tres horas, hasta que después de una lucha desesperada, los asaltantes fueron rechazados dejando en el campo más de 50 muertos y otros tantos heridos”.

Entre el 14 y 17 de Octubre, ya marchaban en silencio, los incendios nocturnos de los Tobas  en los alrededores del campamento, sin ver sendas ni ranchos, los caballos extenuados por falta de agua, allí encontraron agua salada. La llamaron río maldito. Ya la desesperación se hizo presa y algunas estaban con ganas de volver, pero la columna,  continuó.

Entre el 20  al 30 de Octubre encontraron algo de agua, y seguían avanzando, abriéndose camino a golpe de machete dentro el bosque.

“ Calor intenso, algunos no pueden más, caen de fatiga y de sed, acosados también por multitud de mosquitos;  ya las mulas flacas y cansadas habían sido consumidas  por el hambre” . Cadavéricos , silenciosos , la llama de la fiebre en los ojos, cruzándonos miradas ya sombrías, como nuestro destino-dice Campos- ya tristes, como un adiós anticipado, emprendimos la jornada …. Diríase el desfile de la muerte…”

 Las cinco infelices rabonas o cantineras-dice Thoaur-que nos acompañan  no pierden un solo instante su valor  y su coraje. Una de ellas embarazada de seis meses, marchó como nosotros por entre los pantanos y con el agua hasta la cintura bajo un sol de plomo”.

“Esa bravas mujeres fueron: Manuela Poma, Isabel Vargas, Ana Condori, Romana Alemán y Florencia Rivas”

“ Ya,  en noviembre después de dos meses que partieron de la colonia Crevaux, el calor era agobiador con 40 grados a las cinco de la tarde, estaban al límite de sus fuerzas y casi muertos.

Entonces  con algarabía,  se encontraron con un cazador de carpinchos,  que remontaba un riachuelo. Los expedicionarios estaban salvados, después de haber caminado 62 días recorriendo 1185 kilómetros, sufriendo los más tremendos suplicios. Cuatro días después, el 14 de Noviembre, la cañonera Pirapó, que años más tarde condujera  a las tropas  que asaltaron Puerto Pacheco, anclaba en la capital paraguaya, Asunción, llevando al puñado  de aquellos  bolivianos pálidos, demacrados y con los vestidos hecho jirones que habían atravesado en Chaco de Occidente a Oriente para izar la bandera de la patria en las márgenes del gran río.

Recibidos en el palacio de gobierno por el Presidente, General Bernardino Caballero, dijo en su discurso de recibimiento, que eran los descubridores del Chaco”.

Siguieron las expediciones con los mismos objetivos, plantar soberanía en el Chaco, fundar fortines,  descubrir lo que encerraba y sobre todo la importancia geopolítica de acceder y controlar la vía  al Atlántico.

En una de las exploraciones nos relata el  General Ovidio Quiroga Ochoa: En La Paz y en la Guerra al servicio de la patria

“Luego nos encontramos con una partida de bárbaros que andaban de cacería. Portaban varios cueros frescos y, algo que nos llamó profundamente la atención: Unos enormes “pies” ( ¿ o serían manos?) de algún mono u oso. Tenía esos pies no menos de 40 centímetros de largo y por señas los indios nos indicaron que correspondían a un animal poco más alto que un ser humano. Nunca he podido saber a ciencia cierta  a qué animal pudo haber pertenecido”.

Este dato es sumamente importante, tal vez haya visto los pies del último Megaterio del Pleistoceno, o tal vez de un Milodón,  cazado en el Chaco en 1924.

Una lista de las expediciones más Importantes:

1843.- Navegación del Pilcomayo, Manuael Rodriguez Magariños.

1844.- Navegación del Pilcomayo, Enrique Van Nivel

1864 Fundación de Villa Esperanza,  Andres Rivas.

1868.- Fundación de Puerto Pacheco, José Domingo Vargas.

1882.- Expedición y navegación del Pilcomayo, Julio Crevaux

1883 de Tarija a Asunción del Paraguay , Daniel Campos.

1885.- Segunda fundación de Puerto Pacheco, Miguel Suarez Arana.

1887.- Diferentes expediciones en el Chaco Arturo Thouar

1904.- Fundación de fortines y Villa Montes.

1922 De Esteros a Concepción del Paraguay, Enrique Alcoreza

1923 Apertura de sendas y caminos en el Chaco, Víctor Ustares Arce.

“Durante  todo este tiempo de exploraciones, se suscribieron varios tratados con el Paraguay  con la finalidad de satisfacer en forma simultánea las pretensiones de ambas partes. Esta finalidad fue imposible de alcanzar, pues tanto Bolivia como el Paraguay, creían tener derechos sobre casi la totalidad del Chaco. Bolivia alegaba su soberanía  territorial hasta la confluencia de los ríos Paraguay y Pilcomayo basadas en las exploraciones de Daniel Campos y títulos  coloniales; es decir que la ciudad de Asunción sería una ciudad fronteriza.

Por su parte el Paraguay basaba sus argumentos en las exploraciones de Domingo Martinez Irala en los albores de la Colonia. De esto proviene el conocido estribillo paraguayo: “ Ni más allí ni más aquí del Parapetí”.

La penetración al Chaco se convirtió en un verdadero polvorín que iba a estallar en cualquier momento. Las patrullas de ambos bandos se ponían en contacto eludiendo hábilmente el enfrentamiento entre ellas para evitar consecuencias imprevisibles. Sin embargo la patrulla paraguaya del teniente Rojas Silva,  cayó en las redes bolivianas. El oficial paraguayo intentó escapar, pero fue muerto por el sargento Tejerina, quedando de esta manera ensangrentado el territorio en Litigio.

Posteriormente se dieron las represalias paraguayas contra oficiales bolivianos quienes se encontraban  descansando en las inmediaciones del río Otuquis, cuando fueron intempestivamente sorprendidos y apresados  por una fuerte patrulla paraguaya de caballería. Después de este hecho Bolivia planteó una formal protesta por la violación de territorio donde habían sido capturados sus oficiales. El Paraguay se vio en la obligación  de poner en libertad a los prisioneros.

Se había roto La Paz en el Chaco, luego una serie de hechos, como la toma del fortín  Vanguardia por el Paraguay y la represalia de la toma de la Laguna Chuquisaca o Pitiantuta por  Bolivia, aceleró lo inevitable,  el 14 de Junio de 1932, se inició la guerra cruel que duró tres largos años, mientras que el Río Pilcomayo seguía su curso perdiéndose en el Chaco con su sonrisa sarcástica, ajeno a las ráfagas de la guerra.

A decir de Arthur Posnansky, está guerra fue el último encuentro bélico entre chiriguanos y andinos.

Fuentes:

Mujía, Ricardo. (1914). Bolivia- Paraguay Exposición de los títulos que consagran el derecho territorial de Bolivia, sobre la zona comprendida entre los ríos Pilcomayo y Paraguay (Vol. I). La Paz: Empresa Editora El Tiempo.

Siiriainen, M. P. (2003). Andes Orientales y Amazoniía Occidental. La Paz: Producciones CIMA.

Pueblos primitivos de Sudamérica. Colección Buen Aire 1943

Francisco Arriola, Historia de la Cultura Argentina. Editorial Stella, 1962

Julio Díaz Arquedas, Espedicionarios y exploradores del suelo boliviano,

Talleres Quellco, Oruro 1971

Gral. Ovidio Quiroga Ochoa, En La Paz y en la Guerra al servicio de la patria,. Imprentas Unidas, 1974



[1] Saliendo desde Jujuy con 100 hombres, entraron al Chaco por el valle de Zenta, donde fundaron  Santiago de Guadalcázar en la confluencia de los ríos Zenta y Bermejo, probablemente en 1626. No existen muchas referencias sobre su ubicación exacta, pero se situaba en la margen derecha del Bermejo en las proximidades  a la actual ciudad de San Ramón de la nueva Orán en la Provincia de Salta. (Wikipedia)

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