Edgar Hernandez
Adios Edgar Hernández Leonardini
Freddy Céspedes Espinoza
Edgar Hernández Leonardini, investigador autodidacta, más conocido como el Látigo, era el guía de Turismo más respetado dentro el sitio arqueológico de Tiwanaku en los años 80 y 90.
Cada cita de los libros de los muchos que había leído, era el refuerzo; la base de sus explicaciones, profundas, científicas, pragmáticas y sin caer en la exageración ni en la fantasía de supuestos no comprobados.
Pero, no se basaba en una explicación netamente tiwanakota, sino que iba más lejos, tejía la relación entre culturas formativas, coetáneas y posteriores a Tiwanaku, enlazando su relación estructural como un todo, sin extraterrestres, ni fuerzas ocultas de energía cósmica ni otros folklorismos.
Por esa razón el Látigo, se había ganado el sitial de ser reconocido como guía de turismo especializado en arqueología.
Conocía cada piedra, su forma, textura; si era arenisca o andesita, cuál de ellas estaba mejor pulida o la más simétrica; es decir, las sentía como suyas, tal como mencionaba nuestro amigo René Toro : “Era celoso de las piedras”.
Para fortalecer más su relación con la cultura, hacía viajes al Perú para interiorizarse sobre los últimos hallazgos arqueológicos y conseguir bibliografía para volver al país con libros interesantes que no vendían en las librerías de Bolivia, pero él los traía, para compartir e intercambiar criterios de los avances de la arqueología en el vecino país, al que estaba muy ligado en las instituciones culturales, que lo invitaban directamente como expositor boliviano.
Una vida silenciosa, de investigación que en los años 80 plasmaba su conocimiento en el Periódico Hoy de La Paz, en una revista dominical de alto tiraje.
Sus criterios sobre la arqueología y la forma cómo se había convertido en botín político, le hizo manifestar alguna vez, que la arqueología estaba politizada y que estaba manejada de mala manera por semidioses, y por arqueólogos que comercializaban las mejores piezas encontradas en las excavaciones.
Estas aseveraciones y otras le llevaron a tener agrios encontrones en los diarios paceños. En uno de esas, Carlos Ponce Sanjinés, lo tildó de cuatrero de la arqueología, y el famoso látigo se sonreía, afirmando: “Parece que las verdades, duelen”. Por eso me insultan.
Haya sido verdad o simples suposiciones, tenía una lista negra de arqueólogos, que habían comercializado piezas arqueológicas en diferentes periodos.
Así era, irreverente, mordaz en su crítica ante el manejo cultural de arqueólogos de gabinete, de plagiadores a sueldo, como él solía referirse a la burocracia cultural, que escribían libros, sin quemarse con el sol, en las excavaciones de campo ni en la investigación in situ.
Se fue el Látigo Hernández, pasó al umbral de los intelectuales notables, pero incognito, fue un verdadero guía de turismo polifacético, erguido y orgulloso de haber nacido en la población de Tiwanaku.
Fue uno de los fundadores de Soguiatur y Presidente (Sociedad de Guías de Turismo). Paz en su tumba.
He aquí uno de los artículos de Edgar Hernández
El “Benjamín “ de la 1ra promoción nacional de guías y cicerones de turismo
Por Edgar “latigo” Hernández
La actividad del guidismo (guía de turismo) en Bolivia, se remonta paralelamente a los primeros años en los que visitantes extranjeros provenientes de diversas latitudes geográficas y con afán netamente turístico dirigen su mirada a Los Andes y encaminan sus pasos a las legendarias tierras herederas de un esplendoroso pasado pre colonial.
Por las décadas del 60 y 70 en Bolivia aún no existían centros pedagógicos de formación de guías y mucho menos en la universidades carreras de turismo; el principal impulsor en este rubro fue el paceño Carlos Urquizo Sossa a quien como Director de Turismo se lo puede considerar el pionero en la selección y capacitación de los guías.
Otro connotado hombre conocedor de montañas, ríos, llanos y praderas, guía de turismo en los años 40 y quien fuera además profesor de estudios sociales, docente de Historia en la UMSA, arqueólogo del INAR, jefe del CIAT y gran descubridor de sitios arqueológicos Max Portugal, alcanzó un importante nivel de conocimientos turísticos y arqueológicos
En sus inicios Portugal participó cómo alumno activo en los cursos de guidismo acompañado de algunos compañeros, todos convocados por prensa a la carrera de turismo, la misma que por entonces contaba con una planta de profesores y disertantes con optimo nivel de conocimientos incluyendo en el temario documentación precisa para el logro de sus objetivos. Los docentes eran entre otros Gregorio Cordero, Eeugenio Monroy , Napoleon Vilela , Julia E. Fortun , Teresa Gisbert , Magda Arguedas, Hugo de Ruiz y Carlos Urquizo .
Poco después Max Portugal recibe el diploma de egreso otorgado por la dirección nacional de turismo, destacándose por su capacidad y juventud, quien a tan solo sus 19 años logra concluir la carrera, asesorado muy de cerca por don Carlos Urquizo.
Para Max Portugal su actividad como guía de turismo duró algunos años ya que su inclinación e interés por la arqueología era mayor, convirtiendo a la misma en su principal
De un listado de los egresados en la primera promoción (1963) que otorgara oficialmente la Dirección Nacional de Turismo, el alumno ( Max Portugal figura como el más joven con sólo 19 años) logro que plasmó como resultado de las enseñanzas de don Carlos Urquizo.
Ejerció como guía de turismo pocos años porque luego incursionó en la arqueología, el que será su principal campo de acción.
En esta disciplina hizo aportes dignos de mención, sus trabajos e investigaciones rebasaron nuestras fronteras; es así que Luis Guillermo Lumbreras, renombrado arqueólogo contemporáneo destaca lo siguiente:
“Lógicas emprendidas por Max Portugal y su progenitor ( Max Portugal Zamora) en kellamarka y al respecto comenta “Los arqueólogos bolivianos MPZ y MPO han hecho un descubrimiento trascendental. Cerca de Tiwanaku, en kallamarka, encontraron un lote de cerámica que nuestra evidencia del contacto directo entre Qeya y la cultura Pukara de la cuenca norte del Titicaca “
“Por eso en el análisis de Tiwanaku, después de los hallazgos de los Portugal en Kallamarka, no es posible prescindir el estudio de Pukara en la explicación del tránsito de Queya a Tiwanaku.”.
(L.GL. Gaceta Arqueológica Andina 1982)
En cuanto a su tesis presentada para optar por la licenciatura, se puede decir que es un trabajo extenso muy bien documentado con profusas ilustraciones y claro con datos y artes inéditos sobre el tema de “ La arqueología de la Región del rio Beni “ (así subtitulada la tesis ) Por la calidad y contenido de dichas investigaciones , no es exagerado decir que los mismos servirían libremente hoy en día para optar un doctorado en arqueología .
Sus maestros en la técnica de la excavación fueron Gregorio Cordero Miranda, considerado continentalmente como un experto de la arqueología de campo y su señor padre don Max Portugal Zamora descubridor – entre otros méritos – de los monolitos de Pokotia.
Como resultado de una decidida pesquisa o bibliográfica, llegaron a nuestras manos las siguientes publicaciones que evidencian la fructífera labor realizada por Max Portugal en sus buenos años y detallamos de todo ese caudal literario, los escritos más importantes
- La restauración del gran templo de Kalasasaya
- Fueron Descubiertas las Canteras Tiwanakotas
- Un Cementerio Precolombino en la Ciudad de La Paz
- El Ídolo con Nariguera de Tiwanacu
- Descripción del Ídolo de Qala Qala
- Fueron Descubiertas Ruinas Preincaicas
- Descubrimiento de Pinturas Murales e Tiwanaku etc.
Y antes de su partida, escribió su obra más completa titulada Escritura Prehispánica Boliviana 1998
Extractamos de su plana, el enfoque que hace sobre la realidad del que hacer arqueológico del momento sobre cuyo tema escribe:
“Tratando de la ciencia arqueología boliviana, apenas ésta se constituye muy entrado en el siglo XX en tal. Con este escollo la Historia Boliviana, sufría en cuanto a la prehistoria se refiere una especie de edad oscura, dotada de informativismo falso y arcaico “
“ Hay una dicotomía las tierras altas y bajas. Regularmente los estudios tradicionales de todos los tiempos simplemente se abocaron a la zona elevada y andina, proyectando su atención ya sea en un monumentos conocidos desde el periodo incaico, como Tiwanaku o nuevos descubrimientos. De todas maneras apartes de este regionalismo de trabajo, no encontramos - fuera de excepciones- sino un Tiwanakucentrismo “ ( MPO 1978)
En Tiwanaku protagonizó un singular hallazgo consistente en restos de pinturas mural polícroma en la excavación que efectuó en un sitio ubicado al norte de Kalasasaya; cumplió como mentor de juventudes en el Liceo La Paz, era docente de Estudios Sociales y lo vimos en Tiwanaku conduciendo anualmente a generaciones de promociones de aquel colegio.” Con el objetivo – decía- de que las señoritas estudiantes valoren este legado cultural y se identifiquen con su ancestro.
Encomiable por cuanto sus enseñanzas estaban dirigidas hacia aquella juventud estudiosa, que hoy un día es recordado sin duda con un sentimiento de agradecimiento póstumo por centenares de damas quienes como estudiantes observaron un caudal de conocimientos en aquel prestigioso colegio de señoritas de nuestra ciudad.
En el instituto estatal de arqueología (hoy UNAR), llegó a ejercer como jefe del CIAT. Si no escaló más ni se proyectó a un cargo de mayor jerarquía, su “desventaja” fue el no haberse arrimado a algún partido político oficialista.
Resaltamos también su constante e invalorable colaboración a la Sociedad de Guías de Turismo SOGUIATUR en conferencias dictadas en los cursos de actualización que organizaban en los años 80 los directivos de la citada organización que agrupa a los guías turísticos del departamento paceño.
Y al concluir mi homenaje al colega en turismo e investigador de las culturas precolombinas, que se nos adelantó en inevitable viaje, es que guardo grato recuerdo el haber emprendido con Mako - así se le llamaba amigablemente - y Dante Uzquiano una caminata – prospección por la serranía Sur este de Tiwanaku .( Mako en ese momento era jefe del CIAT ) . Años antes él y su progenitor exploraron ya aquellas regiones rocosas para evidenciar la existencia de la piedra arenisca, tales canteras – comentaba - proveyeron ese material sedimentario para ser utilizados en la construcción de parte de los monumentos ceremoniales tiwanakotas.
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