Tapacarí, un matrimonio único en Bolivia
La fiesta y el sarcasmo al matrimonio
Freddy Céspedes Espinoza
Llegué a Cochabamba cansado, los pájaros desperezaron mi mente cuando un aire
tibio golpeó mi cara, estaba camino a la plaza de granos en Quillacollo, donde
minutos más tarde abordaría un bus de los años setenta, que al principio me
despertó desconfianza por sus vidrios rotos y el piso agujereado, desde donde
observaba las llantas; pero al fin, un motorizado que me llevaba al pueblo donde
se firmó la Confederación Perú Boliviana.
El ascenso placentero por el Rio de
Tapacarí, me transportó a hacer volar mi mente por la planicie de piedras de
todos los colores y formas; algunas descansando por cientos de años cubiertas
por su maquillaje de lodo. Más allá, el resumen geológico de montañas devónicas
y silúricas; quebradas rojizas salpicadas por molles y arbustos donde reposan
alegremente loritos andinos, que alegran la mañana con su grito salvaje. Más
allá los pastores con sus cabritas traviesas con saltos de ballet y mi mente
solitaria en el río que se abre en perspectiva infinita. No comento nada, hasta
que alguien del bus dijo: “En esa quebrada nació Max Fernandez Rojas”.
Miré al
fondo de la encañada y no había más que un río sediento y le pregunté:
¿ Está
hablando del empresario de la Cervecería?
Del fallecido, me contestó en forma
tranquila y arreglándose el sombrero de ala ancha de los vallunos, - si
pues- nació en una casa muy humilde, parte de su niñez la pasó aquí en Kalliri y
luego su madre lo llevó a Quillacollo donde se hizo hombre.
Vaya dato importante
pensé, los grandes hombres casi siempre vienen de cunas humildes le contesté y
cerramos la conversación, pero mis pensamientos volaban, hacia los cerros de don
Max; ya conoceré algún día el pueblo donde naciste pensé.
Finalmente después de
cuatro horas de viaje el antiguo Mercedes Benz, entraba por última vez en las
aguas del rió, volvía a salir reptando como si fuese una serpiente, se
estabilizaba nuevamente y el chofer, volvía a acelerar para finalmente darle un
último suspiro a su motor y apagarlo.
Había llegado a Tapacarí a presenciar la
fiesta de la Virgen de Dolores y que según la tradición oral “ La imagen de la
virgen dolorosa llegó accidentalmente a esta Villa durante los primeros años de
la Colonia, cuando un arriero, con el objetivo de descansar en su paso hacia el
Valle, descargó sus equipajes y una gran caja para aliviar del peso a las mulas.
Al día siguiente, quiso proseguir el viaje y colocar nuevamente la caja sobre la
mula, pero ni con el concurso y ayuda de doce personas podían levantar este
equipaje, por lo que determinaron abandonar la carga y dejarla a la virgen de
Dolores en Tapacarí".
De la fiesta cristiana al matrimonio en falsete.
El
último día de la fiesta, lunes, al ritmo de mozeños, pífanos y bombos andinos,
los campesinos con su vestimenta originaria avanzan altivos; por el otro, una
banda de música acompañan a los feligreses del pueblo en su ascenso a una
antigua “Waka” pre colombina, convertida hoy en Calvario cristiano. Es sin duda
el espacio de resistencia cultural entre indígenas y mestizos que, recubrieron
sus propias creencias con el barniz católico; ahí no hay hibridez, sino astucia,
no hay sincretismo sino emmascaramiento. Durante la colonia, toda la región
estaba considerada como un gran repartimiento, donde los españoles eran dueños
de inmensas extensiones de tierra.
Estos encomenderos españoles; a cambio de
mano de obra barata, sometían con la cruz y la espada a los Ch’allas, Mujllis,
Lekés. K’arkhas y otros con interminables lavados de cerebro para ganar el reino
de dios haciéndoles cumplir sagradamente el bautizo, confirmación, primera
comunión y el matrimonio. De esa manera, los sacerdotes cristianos en una mezcla
de castellano, quechua y latín, casaban a la fuerza a centenares de indígenas.
Pero el tiempo, convirtió el sacramento del matrimonio en una imposición a los
subalternos y éstos, las transformaron dándoles su propio contenido.
En palabras
de Michel de Certau, y extractado en forma literal del libro Frutita Comprate de
Jaime Iturri, los indios, dice: “Metaforizaron el orden dominante: lo hacían
funcionar en otro registro. Permanecían diferentes, en el interior del sistema
que asimilaban y que los asimilaba exteriormente. Lo desviaron sin abandonarlo”.
Es decir :
“ Los indios utilizaban las leyes, las prácticas o las representaciones
que les eran impuestas por la fuerza o por la seducción con fines diversos a los
buscados por los conquistadores; hacían algo diferente con ellas; las subvertían
desde dentro; no sólo al rechazarlas o al transformarlas ( esto también
acontecía), sino mediante cien maneras de emplearlas al servicio de reglas,
costumbres o convicciones ajenas a la colonización de que no podían
huir....(31).
“ Y como no se podía escapar de la colonización, se recurría a la
táctica de la mimetización, que en los hechos suponía momentáneamente
subordinación, pero que al mismo tiempo era una máscara que escondía la
resistencia, la afirmación de lo propio frente al otro”. “La sobrevivencia de
los idiomas nativos, el culto a la pachamama, de la danza creada para
divertirse, pero también para burlarse del opresor, son afirmaciones de esa
terca resistencia”. ”Pese a todas las prohibiciones, de antes y de ahora en
Tapacari, se sigue haciendo música con instrumentos nativos, se habla lenguas
pre colombinas, y se mantiene la lógica andina contrapuesta a la occidental,
aunque deba a veces disfrazarse con la ropa de los conquistadores.
El hidden
transcript o libreto oculto del matrimonio.
Quizá, nunca sabremos desde cuando
en Tapacarí, comenzó a vestirse de cura ya no un indígena sino, un hijo del
pueblo nacido en este espacio geográfico: con la mitra el revés, la sotana
expresamente mal hecha, la cruz de cactus con sus espinas que pican los labios
al besarla; una biblia en latín, que el falso cura finge que lee en Quechua-Latín;
cerca su monaguillo, con sotana blanca y todo, que hecha agua con la rama de
molle, mojando a los feligreses que sonríen cuando les cae las gotas de la
bacinica.
Es el enrostramiento más directo y jocoso contra la iglesia católica
cómplice de la opresión colonial que sobrevive después de 500 años.
Secularuuuuuu, secundupinnnn Kqanpaj nocapay noviayqui cachun, en forma risueña,
el falso cura va enlazando parejas con una cuerda; ya no se zafarán, pues el
agua bendita ya les cayó y tienen que resignarse al matrimonio. Las parejas
acordaron con anticipación casarse ficticiamente con el falso cura.
• Hija mía:
¿Aceptas por esposo a este pobre amargado, machista, raquítico, alcohol buche? •
¿Estás dispuesta a alimentarlo, servirlo en la cama?
• Él será tu patrón, tu
papito que te pondrá los ojos en tinta a puro lari warakasos.
• ¿ Aceptas?. • Si
acepto padre- musita la flamante novia.
• Hijo mío, aceptas por esposa a esta
mujer que no sabe cocinar, lavar, y que te va a matar de hambre y sed; te
mantendrá con puro locotitos de partir.
¿ Aceptas todo esto? Si acepto Tata
cura.
Entonces sin que exista presión alguna, voy a leerles parte de las
sagradas escrituras donde está la palabra de dios: Los diez mandamientos.
Primer
mandamiento: Dirigiéndose a la novia: Cuando te meta el puntero, dirás más
quiero.
Segundo mandamiento: Dirás: ¡ Aaay......! San Eloy, esto no lo había
sentido hasta hoy.
Tercer Mandamiento: ¡ Sentirás placer! ¡...Aaay..! San
Ernesto, esto no es nervio, es hueso.
Cuarto Mandamiento: ¡....Aaay.! San Alejo,
me está rompiendo el pellejo.
Quinto Mandamiento: ¡ Mammma mía! ¡ Santa Martha!,
esto mide más de una cuarta.
Sexto Mandamiento: Repetirás: ¡Aaaay.....! San
Federico, esto había sido rico.
Sétimo Mandamiento: ¡ Dirás: ¡ Aaaay San
Bernabé!, siento que ya acabé.
Noveno mandamiento: Dirás: ¡ Aaaaay San
Bernardino!.. Siento que me orino.
Décimo Mandamiento: gritarás: ¡ Aayyy Santa
Trinidad! A la mierda la virginidad.
Queridos Novios: Ya están casados. El
monaguillo acerca la bacinica. El cura, hace la señal de la cruz y los bendice
mojando con agua bendita en los genitales y con voz seria dice:
Vamos a hacer la
bendición a la virgen de Quicha Quicha, refiriéndose a la recién casada y al
señor de Saya Saya al varón. Seguidamente, el falso cura, finge besar a la novia
en forma apasionada, rememorando, la tradición del derecho a la pernada, común
durante la colonia; es decir que: “el cura pasaba la primera noche con la recién
casada para mostrarle el camino de las buenas costumbres dentro el matrimonio y
así expandir la palabra del señor, afirma sonriendo el pícaro Cura.
Al atardecer
todos bajan, yo también de la Apacheta Pre colombina o Calvario católico, todos
sonríen con las ocurrencias del falso enviado del Señor, pero detrás está el
libreto oculto o hidden transcript que representa una crítica del poder,
hablada a espaldas de los dominadores, como sostiene james Scott.
Subo
nuevamente al destartalado bus, observo por última vez la plaza central, donde
no existen héroes militares, ni presidentes liberales, es el único lugar en
Bolivia donde en su plaza central está un falo, sí, un pene pre colombino hecho
en piedra de más de 2 metros de alto que descansa en un pedestal, tal si fuese
un héroe y que representa la fertilidad agrícola de la zona y de una cultura que
resiste a las arremetidas de occidente y la globalización.
*El Falso cura
Tapacareño Sof. Oscar Córdova Mendoza, oficiaba matrimonios en el Calvario desde
hace muchos años. Falleció el 2020.
TAPACARÍ Durante la presidencia del Mariscal
Antonio José de Sucre, la “ Villa Real de Tapacarí” fue propuesta para que sea
la capital de Bolivia. Posteriormente durante la presidencia del Mariscal Andrés
de Santa Cruz, Tapacarí fue sede del gobierno en reiteradas oportunidades.
Inclusive el congreso deliberante se reunió durante diez días para la
ratificación de la Confederación Perú-boliviana Tapacarí fue partido
eclesiástico por Cédula real del 28 de enero de 1782. La población se encuentra
en la actualidad en medio de cuatro ríos: El Huateca, Samaña Uma, el Incuyo y el
Tapacarí donde nace el río Mamoré. Estos ríos, se llevaron el pueblo antiguo en
1915, el día de Santa Bárbara.
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