Maremoto Político

Maremoto político
El que a hierro mata, a hierro muere

Así como los ciclos vitales de la vida, la historia sociopolítica de nuestro país tuvo sus desenlaces fatídicos, con revueltas y cambios de gobierno a punta de bala y violencia. La historia tiende a repetirse en el torbellino creciente que se llevan instituciones, gobiernos y personajes que estuvieron en el Poder y acabaron en el Cordel.

Freddy Céspedes Espinoza

Fin del siglo XIX y Bolivia nuevamente enfrentada entre el norte y el sur, entre Conservadores y Liberales. Corre el año 1898.
Por una parte los conservadores representados por una Elite de millonarios como Gregorio Pacheco, Aniceto Arce, Francisco Argandoña,  que  trabajaban en una misma lógica, sacar del atraso a Bolivia con la venta de la plata;  especialmente famosa era  una de las minas más ricas del planeta: Huanchaca, cerca a Uyuni.
Por el otro, los del Norte, aquellos liberales conspirando y haciendo prevalecer su ideología de la libertad de cultos, la democracia efectiva para todos, libertad de conciencia y libertad de contrato de trabajo.
No pudieron más, se rompe la tolerancia y ambos bandos se preparan definir las cosas.
Severo Fernandez Alonso, el presidente Constitucional y José Manuel Pando, militar Liberal, valiente por donde se lo mire. Fue uno de los pioneros en la exploración del norte boliviano.
En ese entonces, La ciudad de Sucre era el centro de la vida económica y política, luego con la explotación del estaño, la cercanía a los puertos del Pacífico y sus innumerables recursos económicos, La Paz, comenzó a disputarle la hegemonía a la capital.
No hay más qué hacer, se acabaron las peroratas y discursos, Fernández Alonso el presidente, decide poner fin a los insurrectos paceños,  que instauraron un régimen de facto descentralizado, declarándose como Estado Federal.
La situación se le iba de las manos y con un grueso ejército el presidente Fernández Alonso emprende la cabalgata hacia el Altiplano para controlar a los alzados.
Los paceños estaban armados pobremente, los soldados y algunos voluntarios de la aristocracia chuquisaqueña se sumaron confiados, para la rendición vergonzosa de los ¨Pico verdes¨ pues sería cuestión de días.
Y se levantaron los indígenas
Entre la planicie de Sica Sica y toda la influencia de la cordillera, surge una líder, esposa del General Pando, mujer hermosa y valiente,  además descendiente de la nobleza incaica.
Carmen Guarachi Sinchi Roca, se da modos para comunicarse con los caciques y mandones Aymaras,  bastó  un chasquir de sus dedos,  para que suenen  pututus siembren   indígenas en el Altiplano  y esperar ocultos al ejército Constitucional que venía cabalgando con la constitución bajo el brazo y seguros de  apagar el fuego liberal.
Los indígenas del Altiplano, se aliaron con los liberales, Zárate Willka, estaba al mando de cientos de Aymaras de Calamarca, Ayo Ayo, Viacha, Senkata, Corocoro, Cosmini y prácticamente diezman al ejército Constitucional.
Según el historiador Chuquisaqueño Ovidio Urioste:
¨Los indios armados de garrote, hondas, macanas, yauris y cuchillos, al son de zampoñas, pututus tamboriles y bombos mataban y aprisionaban a los patrulleros desbandados en Cosmini, irrumpiendo en el templo de Ayo Ayo, donde celebraron canibalesco festín con los heridos, prisioneros y sacerdotes. Allí se encontraba el vicario Monseñor Juan Fernández de Córdova, diputado constitucional y hombre de estirpe y abolengo, cuyas virtudes sobrepasaban todo elogio. La horda alcoholizada arrancó de las manos de  los sacerdotes las formas sagradas, siguió el tormento desarticulando, amarrando y colgando con los alambres del telégrafo a los atormentados y después de chamuscar las carnes y comerlas, se partían los cráneos para beber alcohol¨.
Viva Pando, viva el partido Liberal
Zárate Willka ya es General de División del Ejército Federal, luego de algunas semanas de 1899, el alzamiento de indígenas toma proporciones monstruosas y Pando teme que se le vaya de las manos, pues ya empezaron a atacar a los soldados Federales, en una consigna: Muerte a los blancos en un área de más de 60.000 km entre Oruro, La Paz y Cochabamba.
Después de tanta muerte, se dio la batalla final, 250 muertos constitucionales  quedaron en el Altiplano, centenares de indígenas muertos diseminados en el valle de Cochabamba, otros 150 soldados Federales muertos en batalla. Ganaron los liberales.
Esta guerra civil o revolución Federal,  olvidó la consigna del federalismo, Pando asumió la presidencia, ajustició a los indios que cometieron desmanes y se traslado le sede de gobierno a La Paz, quedando en Sucre el poder judicial. El liberalismo duró veinte años.
Pasaron 21 años y los Republicanos al poder
¨¡Que  mueran los Republicanos mazorqueros carajo!, ¡Abajo los  cholos apátridas!.
De una parte el gobierno de liberal, lanzaba sus huestes de matones agresivos y feroces a romper el espinazo al grito de ¡Viva Montes! contra los republicanos de Bautista Saavedra; de otra, el partido Republicano hacía frente a esos hombres con sus ovejas de  “Achacachi”,  famosos matones entrenados en su Hacienda de Avichaca, gritando: ”Asesinos, ladrones, entreguistas, pagados por Chile, en un ir y venir de choques a fuerza de pedradas, palos, balas y con armas más poderosas, los periódicos, que de uno y otro bando llenaban de ansiedad al pueblo¨
No había un día que no se produzca un incidente. Los liberales o pijes, atacan las casas de los opositores. Se cometían asesinatos en los pueblos; se castigaba y se arruinaba a los que no comulgaban con el gobierno; se les perseguía y se los deportaban a Ulla Ulla y al Alto Madidi.
El pataleo de los Liberales
El 12 de julio de 1920, se da el agónico pataleo de los liberales. Su último representante aristocrático,   José Gutierrez Guerra,  sale al destierro  después de dimitir y evitar más  muertes,  por el levantamiento de los Republicanos de Bautista Saavedra.
Los golpistas la planearon bien, nombraron padrinos para el financiamiento del golpe, se compraron a militares y dieron muerte a tiros al temible Tigre Cusicanqui,  famoso represor  al servicio de los liberales.
Muerto el Tigre, los Republicanos ingresan triunfantes. Los otrora, ¨Cholos Mazorqueros¨ entraban satisfechos al Palacio Quemado.
Bautista Saavedra y su Guardia republicana, gobernaron con matanzas de indígenas, dormían con el Mauser listo  para apretar el gatillo en las orillas del Titicaca y el  Estado de sitio permanente, les garantizaba momentáneamente sostenerse en el poder.
Colgaron a Villarroel
Después de varios intentos por enderezar la patria, nuevamente militares y políticos están ansiosos de  subir al poder, tuvieron que pasar  23 años para que exista otro feroz levantamiento, funestos por cierto, por los muertos que decoran el rosario político de esa época.
En los años cuarenta nacen partidos como el Partido de la Izquierda Revolucionaria PIR,  la Falange Socialista Boliviana FSB, la logia Razón de Patria Radepa con muchos militares que quieren también mejores días para el país.
Transcurre poco tiempo Gualberto Villarroel está en el poder, sus esbirros cometen asesinatos en Chuspipata liquidando a una docena de ciudadanos, entre Senadores, abogados y  militares.
A raíz de estos hechos, es que una turba bien asesorada,  sacrifica a su presidente y sus colaboradores colgándolos en los faroles de la plaza Murillo.
Después de descolgarlo a Villarroel, fue  velado y llorado por el pueblo, que aprovechó un descuido para incarle su yauri dentro del cuerpo  inerte, como sostienen las abuelas.
Otra vez la masa amorfa, comenzó a saquear, corrió bala y Villarroel pasó a la historia en 1946, con su frase ¨No soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres¨.
Corretearon a Claudio San Román
Y llegó el MNR, de Paz Estensoro, San Román, las Barzolas, sus milicianos, Curawara de Carangas, el Cuartel Sucre, Coro Coro, el control político a través del garrote.
Como a todo santo le llega su fiestita, El General Barrientos, los barre literalmente del espacio político en 1964.
Los reductos milicianos son bombardeados desde el avión, Claudio San Román huye al Paraguay, se toman por la fuerza los campos de tortura, se ametralla a los obreros en Villa Victoria.
Cayó  Paz, después de una fuerte refriega entre los que defendían al Jefe y los otros que se autoproclamaron los salvadores de la humillación del MNR.
Y otros veinte años el MNRI de  Hernásn Siles, El MIR de Paz Zamora, y otros agregados, son en este periodo el caldo de cultivo para la inestabilidad. La COB al mando de Juan Lechín, la Hiperinflación. Un congreso que no apoya al presidente, el desabastecimiento y la cocaína en su auge, hicieron de este periodo uno de los más funestos. Secuestraron al presidente, lo volvieron sano y salvo, para darle la estocada de la renuncia en 1984 y pasaron otros veinte años. Para que echen a Goni.
Este ramillete de balazos, cuartelazos, levantamientos,  matanzas, bloqueos, tienen una extraña casualidad que se dan cada veinte a veinticinco años.
Y siempre la misma voz el mismo timbre del grito de la gente,¡ basta carajo!.
Pero sigue la vida, al igual que los fenómenos naturales, nuestra política tiene un ciclo belicoso, una especie de ola que sube y baja y en su momento más crítico estalla, llevándose este maremoto social instituciones, autoridades, ministros, y presidentes.
Es probable que estos hechos,  se den por la frustración de una generación que no encontró ningún cambio o mejora en su sistema de vida, las instituciones podridas, los políticos y su prole gobernando como su feudo,  es decir que la desilusión de los pobres y los engañados,  se hace presente con violencia, cual turbión de montaña, que luego vuelve a su cauce, se entierran los muertos con bandera, se cambian autoridades y sigue el torbellino político con nuevos actores, y los mismos conspiradores de nunca acabar. La historia tiende a repetirse. El que a hierro mata a hierro muere……
¿Quién será el próximo?....

Fuentes:
TRISTÁN MAROF
 Víctor Paz.. Vida y transfondo de la política boliviana.

PORFIRIO DIAZ MACHICAO
Bautista Saavedra

HERNÁN LANDIVAR FLORES
Infierno en Bolivia.

GENERAL DEL PUEBLO
Fernado Diez de Medina.

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